Blogia
procopio: café filosófico

De moral, se puede hablar

"De moral, no se habla".

Así hablaba Aznar cuando lideraba la transición de Ap a Pp, no solo una refundación, sino casi una fundación "ex novo" a causa entre otras cosas de esto. Había que hablar de centro político y de libertad, y digo "había que hablar" sin ironía displicente: era una estrategia sincera, de una convicción auténtica.

Vayamos por partes. Aznar, votante de la Ucd en el 77 y es posible que en el 79, se afilió inmediatamente después del 79 -supongo que aquello de la Ucd no iba a ningún lado- a Ap. Luego fue diputado por Ávila, provincia natal de Suárez y dominada luego por el Cds, y responsable, esto es importante, de Política Autonómica de Ap, el partido que se abstuvo en la aprobación de la CE78 a propósito del Título VIII (CCAA). Ap era el partido de exministros de Franco (Fraga, Areilza, López Rodó), la derecha franquista gobernante heredera de la Ap de la República filocomunista (Acción Popular de Gil-Robles liderando la CEDA, antes Partido Social Popular cuando el Partido Conservador se vio arrastrado por el derrumbe de la Restauración en los años 20). La Ap de Fraga se contraponía a la mayoritaria Ucd de Suárez, dominada también por la derecha franquista (en el actual Pp están Mayor Oreja, Arenas, Zaplana y otros), pero en este caso de cargos medios, y con componentes liberales y centristas. En fin, hubo aquellos 300.000 votos falangistas de Piñar, pero hay que subrayar una vez más que la Falange no fue un Partido Único del régimen -la dictadura de Franco no fue de partido único- y además, aparte de cargos como el del Movimiento, algún ministerio o la primera vicepresidencia (pero Muñoz-Grandes era ante todo un militar, no un ideólogo), y el último presidente de las Cortes, los falangistas no tuvieron más que un poder limitado a partir de las destituciones de falangistas del periodo 37-41, antes, pues, de la voluntaria División Azul, que digase lo que se diga, no alteró la neutralidad de España en la Guerra Mundial, solo compartida por Portugal y Suecia. Luego los mejores falangistas se fueron reconvirtiendo al liberalismo que el falangismo originario había denostado, como ya ha sido estudiado. La Ucd en el 77 absorbió gran parte de aquello que el sociólogo De Miguel llamó franquismo sociológico, y que en parte estaba teñido o impregnado de este "socialismo falangista", lo que explica que luego fuera absorbido sin problemas por el Psoe tras su derrumbe del 82 y así hasta Rodríguez Zapatero: es decir, hasta que al franquismo sociológio se le ha tenido que decir "se acabó", se acabó el chollo del paternalismo, los pelotazos, los petardazos y la contradicción en términos. Pero, en fin, esto no deja de tener su coherencia, pues fue Martínez Barrios el que permitió la creación de la Falange, y el Psoe siempre ha sido más socialista que democrático. Por otra parte, se ha hablado siempre del artículo adolescente de Aznar sobre el "falangismo auténtico", como en cambio no se ha hablado nunca de la República filocomunista o del maoísmo juvenil -que aun le gusta- de Rodríguez Zapatero. En un chaval de 15 años cuya familia es la que es, la idea, vista hoy, no deja de tener su sentido como reclamación de la Política en Mayúsculas: claro que el chaval solo tenía 15 años y no se había dado cuenta de que en una dictadura militar conservadora, ni siquiera en una dictadura militar históricamente justificada y pro-occidental, la Política no tiene lugar, ni en mayúscula ni en minúscula. Como el falangismo, dentro del régimen de Franco, era la única política permitida si no querías escoger la otra alternativa, que era la Iglesia, pues el chaval pedía que fuera auténtica, porque al chaval le gustaba más la política que la moral católica, que también. Yo también he escrito cosas un tanto autenticistas no solo con 15 años sino hasta con 30, y obviamente, más allá de la intención, no del todo desacertada, son cosas que siempre tendrías que reescribir o matizar por entero, aun salvando o no lo esencial.

Volviendo a la Ap de Fraga, Aznar, en tanto responsable de Política Autonómica, se postuló para la Presidencia de la Comunidad de Castilla y León en 1987, cargo que finalmente obtuvo. Su experiencia de dos años en este cargo -en 1989 pasó a dirigir el Pp refundado- le sirvió como experiencia piloto para su posterior Presidencia del Gobierno español. Tuvo cinco consejeros. Uno de ellos era Juan José Lucas, de Soria. Hasta aquí, Rajoy no aparece por ningún lado. Contra Hernández Mancha y ya como líder vencedor sin la tutela de Fraga, en los equipos de Aznar no estaba Rajoy. Rajoy aparece, si ahora me acuerdo bien, un poco después, no sé si después de la derrota de 1993. Aparece como sustituto en la Ejecutiva de Juan José Lucas, que se marchó a presidir Castilla y León. Y el cargo de Rajoy en la Ejecutiva del Pp fue precisamente el de responsable de Política Autonómica, el mismo primer cargo que había tenido Aznar en Ap, logrando uno de los pocos acuerdos entre Oposición y Gobierno en los duros años hasta el 96.

Es reseñable que los dos líderes del Pp hayan salido en primer lugar de la Política Autonómica -Rajoy fue concejal, y luego diputado en el Parlamento de Galicia, antes de serlo nacional. ¿De dónde saldrá el tercero? Porque ya ha quedado claro que el Pp no tiene excesivos inconvenientes con la Política Autonómica, dígase lo que se diga, y sin menoscabo de sus justificadas críticas a los innecesariamente numerosos problemas que por desgracia suele plantear (terrorismo y nacionalismo, pero también endeudamiento, etc.). No sabemos cuál será el punto de partida dentro del partido del próximo líder popular. No es ni será una cuestión sencilla -baste recordar, aunque eran tiempos de Ap y no de Pp, que dos de los líderes de la Ap de Fraga se pasaron, uno al comunismo, y otro al nacionalismo. Por eso es interesante la cuestión de por qué eligió Aznar a Rajoy.

Mi opinión es que Aznar eligió a Rajoy por dos razones: una, la mencionada, por venir, y eficazmente, de la Política Autonómica. El primer artículo del primer número de la revista de Faes es un discurso de Rajoy, ya líder del Pp, titulado algo así como "Mi visión de la España de las autonomías" en el que menciona "La España inteligible" de Julián Marías. La otra, aun más básica para un partido tan reciente, porque Rajoy representa a la "derecha popular" mejor de lo que lo hubiesen hecho el liberal Rato o el democristiano Mayor. Como presidente de gobierno, Rajoy hubiese sido continuista sin aspavientos, austero y dialogante a la vez. Pero, sobre todo, hubiese mantenido unido al Pp fuera cual fuese la política aplicada por su gobierno o los avatares de la vida pública. Se dijo que había que echar al Pp porque los de Erc querían un Estatuto y el Pp jamás lo hubiese aceptado. Menudo chantaje. Erc y el Parlamento de Cataluña hubiesen aprobado un nuevo Estatuto, o no, porque ni falta que les hace, pero simplemente en todo caso hubiese sido un Estatuto mínimamente más serio que el actual. Con el Congreso y la soberanía del pueblo hubiese sido bastante, sin tener que recurrir a altos juristas de reconocido desprestigio que avalaron lo inavalable en una democracia normal.

A falta de Plan A, Rajoy era la mejor opción para el Plan B, como, en fin, así se ha demostrado, aunque veo últimamente que hay quien con la mayor irresponsabilidad va a querer dividir al Pp como última tabla de salvación a la que agarrarse en el previsible hundimiento del Psoe y de la izquierda en general, incluida la intelectual, quiero decir, por tanto incluyendo a Upd. Esta estrategia divisiva para pescar en río revuelto se va a haber avalada por el hecho de que posiblemente el próximo candidato a las Generales -pero no presidente del Pp, que seguirá siendo Rajoy- será Ruiz-Gallardón, al que unos por peloteo van a querer confundir y del que otros por afán de protagonismo van a querer diferenciarse. Intelectuales y periodistas, en fin. "Socioliberales". Centristas de copia y pega. Aunque a lo mejor me equivoco.

Pero es cierto que todavía una parte del centrismo se fue, increíblemente, a votar al Psoe en el 2004 -a lo hay que añadir el handicap sempiterno del espacio nacionalista en Cataluña o lo de Andalucía, etc.-. Esos 400.000 votos centristas se fueron en el 2008 -no sé hasta qué punto de regreso- al Pp. El moderado Rajoy les convenció también como centrista. A estos hay que sumar los 300.000 de la escindida Upd, pero el Psoe neutralizó casi por completo esta diferencia absorbiendo más o menos los mismos votos por la parte de Iu, reduciéndose en solo 1 escaño -el de Upd, quitándoselo indirectamente a nivel nacional al Pp, que había sacado tres "escaños nuevos" por solo dos el Psoe- la diferencia respecto de las elecciones de 2004 entre Psoe y Pp, aunque eso sí, copando ambos partidos casi por primera vez, si no digo mal, más del 80% de todos los votos o escaños, por un efecto llamada evidente a partir de cómo fueron las elecciones de 2004 y la siguiente legislatura. Aunque téngase en cuenta, lo mismo que para la victoria por número de votos del Pp en las municipales del 2007, que el Psc no es el Psoe, y si en mayo de 2007 hubo una enorme abstención de votantes del Psc, hubo lo contrario en 2008, es decir, que muchos votos del Psoe en 2008 eran vía el Psc, y por tanto téngase en cuenta que este voto, si votaron Psoe, porque votaron Psoe, es como mínimo confuso. Podrían haber votado a C´s, que es lo que propuse, y se hubiese sacado un diputado muy decisivo para una STC un poquito más presentable y también para una economía mejor, aparte del hecho de que si Upd y C´s hubiesen ido juntos el resultado hubiese sido más de 2 diputados y una política implacable y no este pasteleo sentimentaloide que de nuevo llega al "qué malos sois, jodíos socialistas y comunistas, aunque los otros son peores y los vamos a dividir". En fin, tras robárselo impunemente todo a C´s, ahí está Upd, haciendo "la puñeta ramoneta" con su "Fidel Castro" en primer plano, etc.

Vuelvo a Rajoy. Se ha sabido hace poco que su baja valoración en el CIS es debida en gran parte a los votantes del Psoe y del Pnv, que le dan ceros y unos. Desde luego, sra. Díez, si usted es así, tenemos poco que ver. Pero ese no es el problema, si "tenemos que ver o no tenemos que ver", porque los partidos son mucho más que sus líderes, sra. Díez, y eso es justo con lo que usted tiene que ver. O debería si alardea de unión, progreso y democracia. De España y de libertad. De momento, solo he visto una falsa equidistancia, por cierto también practicada a veces por mis excompañeros de C´s, cada vez menos porque desde que la practican han ido perdiendo militantes en picado. Es decir, moralina, blabalaba y nada.

En fin, haciendo de la necesidad virtud, una de las cosas que Rajoy y su oposición han aportado al Pp y a la opinión pública es que "de moral, se puede hablar". De Moral, en mayúsculas, y no solo de "moral pública" acerca de la "dignidad de las instituciones".

Por supuesto, en este caso la necesidad ha sido doble, primero porque el Pp está en la oposición y tiene más tiempo para hablar de sus cosas, y porque Rajoy, más típicamente conservador que el renovador Aznar, da mejor para este perfil (su hermano es misionero católico en África). Y segundo porque obviamente las políticas del Gobierno del Psoe le han obligado. De modo que en el Pp y en general en la sociedad española se ha hablado durante estos últimos años de moral. La "regeneración democrática" de Aznar, el otro pilar, junto a la "segunda transición", de la renovación de la derecha, no lo contemplaba. Ahora sí, ahora se ha hablado de moral. Sin complejos, como dicen. De la moral pública de las personas. Basta seguir de vez en cuando Intereconomía TV, que va un paso más allá que Antena3 TV, para cerciorarse.

El Pp ha ido consolidando una ya más definida política liberal conservadora sobre cuestiones morales, y en esto reclamo mi aportación.

Se acata la ley, claro, pero reservándose el derecho a recurrir al más alto tribunal. Que es adonde desgraciadamente se nos ha llevado.

Se acata la aconfesionalidad del Estado, lo mismo que se tiene en cuenta la preponderancia católica y la presencia de las demás confesiones religiosas. Claro que enfrente tenemos un laicismo posmoderno y trasnochado.

Divorcio, aborto, opción sexual. Whatever. No, en esto el franquismo, que en realidad fue el fin del espejismo del Imperio español, conservador o progresista, monárquico o republicano, tampoco era un gran atraso con respecto a la situación social de los países más avanzados. Como lo era en algún caso, desde la democracia no ha dejado de avanzarse. Salvo en educación. Solo hay problema cuando se pierde el pie y el norte. No solo respecto a España, sino también respecto a Europa.

El lema "De moral, se puede hablar", es un logro claramante de la etapa de Rajoy. Ha aportado un poco más de sustrato o sustento o trasfondo o poso a lo que por otra parte era de todos conocidos, el discurso de Aznar en política económica y exterior. Ha enfrentado el debate con el Psoe donde lo tenía perdido, en la esfera de la opinión pública y de la cultura. Pero el logro de Rajoy ha consistido básicamente en una cierta continuidad con la etapa de Aznar, ampliando, madurando y repensando las cosas, algunas de ellas, como he dicho, guardadas en el cajón del despacho del expresidente. Lo que ha hecho Rajoy es sacar estas cosas del cajón, ya digo que haciendo de la necesidad virtud, y porque además da ese perfil. Pero lo ha hecho añadiendo a ese nuevo "de moral, se puede hablar", un par de matices que explican dicha continuidad con aquel "de moral, no se habla" útil en su momento para pasar de Ap al Pp absorbiendo lo mejor de Ucd-Cds.

El matiz más importante es el siguiente: precisamente estas cuestiones no deberían convertirse en las prioridades de una política nacional. Cuando yo era un "centrista que pasaba por la izquierda al Psoe" y estudiaba a Castoriadis, el insigne filósofo, también leía de vez en cuando sus opiniones políticas de actualidad, y desechando todo lo referente al nuevo socialismo que no alcanzaba a propugnar, me importaba lo esencial: la crítica de Castoriadis al Mayo del 68 antes de dedicarse a la filosofía a partir de 1970. La crítica lo era también al posmodernismo. Castoriadis tuvo siempre poca idea de economía, pero en esto acertaba: las políticas específicas -ahora no recuerdo qué término empleaba para referirse a las políticas particulares, si no particularistas, de género, de identidad, etc.- no son liberadoras, y eso sin entrar en su contenido, simplemente por la forma y el planteamiento en que se presentan. Del calado, podía desvariar Castoriadis sobre su "profundo alcance antropológico", por ejemplo a propósito de la "incorporación de la mujer a...". Thatcher ya gobernaba por entonces en el Reino Unido. En su caso, se trataba de mero anarquismo de salón indigno de sus hallazgos filosóficos, y por cierto de su crítica al freudomarxismo.

Reconocidas y amparadas las libertades individuales en sistemas de democracia de tradición occidental, ¿no es mejor tratar estas cuestiones mediante políticas positivas de familia, de valores que todos podemos compartir tengamos confesión o no? Ah, la Educación, claro, que es adonde en definitiva siempre iba a parar el sr. Castoriadis.

Hablar de moral, no parar de hablar moralmente si fuera el caso, pero en un debate racional, en virtud de la libertad de expresión social, tratando de buscar lo más provechoso y no medidas redentoras pseudocientíficas aisladamente selladas por élites académicas cuya estupidez es de todos conocida.

Políticas de tolerancia, pero de aquella tolerancia íntima de William James, y no de la exterior, desalmada y retrógada por vía posmoderna. Lo único que está claro es que la política no está para reglamentarnos la vida moral (lo mismo que las iglesias no están para determinar normas políticas sino para jugar su papel en la opinión pública), y lo único que hace cuando planifica gubernamentalmente una ampliación de libertades es quitárnosla poco a poco por entero a algunos individuos, y en los más a la nación entera a trocitos.

Se le ha criticado a Rajoy, por ejemplo lo dijo el analista Portero en Libertad Digital TV, que haga trabajar a los medios de comunicación conservadores. Portero estaba indignado por el hecho de que Rajoy le hiciera trabajar. Bien. Pues considero que ya era hora. Porque "de moral, se puede hablar" y se puede hablar de todo lo demás sin que a la mínima el chiringuito se venga abajo en un apocalipsis, pero un partido no es una iglesia ni siquiera exactamente solo de sus militantes, ni de sus votantes. En cuanto representación muy amplia de una opción política muy general, un partido político no está, como tampoco la política, para resolver los problemas morales de la gente antes de irse a la cama, para "trabajar" opinando sobre cualquier cosa dicha o hecha por este o aquel en nombre de las opiniones de millones de personas que ni siquiera conoce y cuya opiniones, que tampoco conoce, precisamente serán las que determinarán, y no al revés, la opinión pública, el rumbo de la política y en su caso el rumbo del partido, repito, en su caso no solo por medio de sus militantes. Y para eso, para eso está el trabajo de los periodistas, no para ejercer bien apoltronados de correveidiles de la funestamente llamada "clase política".

Más allá de su labor parlamentaria, de su labor administrativa interna y de su publicitación externa, los partidos políticos no tienen más función que desempeñar, y lo contrario de esto es precisamente la fatídica partitocracia, rígida y privilegiada, que nos desgobierna en aras de la "estabilidad" del sistema, que por supuesto hace aguas por todas partes. Tener que aguantar a políticos a todas horas por televisión, si se han tirado un pedo o han ido a la peluquería, en todos los programas, en declaraciones y debates cada vez más mediocres y tendenciosos, cada vez más falsos, es ya demasiado.

Así que, periodistas, pónganse a trabajar duro y no vayan de charleta a las tertulias. Asuman riesgos. Asuman riesgos en la dirección correcta y no mareen más la perdiz. ¿Dónde están los documentos, dónde están las estadísticas, las revistas, los informes, etc., etc.? Vemos así cómo estas nuevas televisiones de cariz liberal conservador, cuando pierden el tiempo, hacen el rídiculo, y cuando no, hacen una gran labor precisamente en la generación de este gran debate moral sobre la vida y la libertad que es en definitiva la Gran Política que por cierto no es la de los políticos y los periodistas.

0 comentarios