Biblioteca de la Ilustración española
Como complemento a mi versión del Spanish Education Project ofrezco muy sumariamente una lista de libros no publicados pertenecientes al periodo de la Ilustración española, que va desde la segunda mitad del siglo XVII hasta las Cortes de Cádiz de 1812. Como he dicho, se trata de libros en su mayoría no publicados, o de los que conocemos algún fragmento apenas en volúmenes recopilatorios o antologías en el caso de los más conocidos, como es el del gran libro hasta ahora de las Luces españoles, el "Teatro crítico universal" de Benito Feijoo. El hecho de que todas estas obras sean inencontrables, al igual que todas las obras ensayísticas del Renacimiento español (Vives, Pérez de Oliva, Huarte de San Juan, Mariana, Suárez; apenas están más publicitados Vitoria, Valdés, Gracián y Saavedra Fajardo), pone de manifiesto el conocimiento y trato de nuestra tradición moderna; pone de manifiesto, como ya he ido exponiendo en otros ensayos, el problema de nuestra modernidad.
Desde el punto de vista del Gobierno, tendría que ser la Dirección General del Libro la que mediante contrato con alguna editorial -y las hay hasta "amigas" de este Gobierno nefasto también en esto- publicase estas obras, las cuales tendrían que estar en todas las grandes librerías y en todas las bibliotecas de centros de estudio y formación, no solo universitarios.
Las obras son las siguientes (son ciertas, no me las invento; si el original es en español, no en latín, he actualizado la grafía). La lista abarca casi 150 años, esos años que siempre se han considerado casi como un erial:
-"Carta filosófica, médico-química", de Juan de Cabriada (Universidad de Valencia).
-"Philosophia libera" (1673), de Isaac Cardoso, discípulo de Cabriada y miembro de la Tertulia Sevillana (novatores).
-"Antorcha filosófica" y "Progressos", de Juan Ordóñez, miembro de la Tertulia Sevillana también (en mi curso de Filosofía de 1º de Bachillerato leemos un fragmento del primer libro).
-"Diálogos filosóficos", de Juan de Nájera (no sé nada de este libro).
-"Escudo atomístico", de Eugenio Guzmán.
-"Compendium philosophicum", de Vicente Tosca, el Padre Tosca, uno de los primeros urbanistas de la Valencia moderna.
-"Medicina escéptica" y "Filosofía escéptica", de Martín Martínez, el simpático médico madrileño director de la Tertulia Sevillana (no puedo asegurar estos datos), cuyas dos obras recibieron los elogios y defensa de Feijoo, dando inicio así a la obra de Feijoo.
-"Teatro crítico universal", de Benito Feijoo, el Padre Feijoo, natural de Orense, residente en Oviedo, protegido por el Reino hasta la época de Carlos III, muy leido hasta entonces, pero fuera de la Universidad, y ya apenas ni siquiera publicado después.
-"Oración sobre la elocuencia" y "El orador cristiano", de Gregorio Mayans, director de la Biblioteca Nacional, valenciano de Oliva contemporáneo de Feijoo, con quien polemizó.
-"Filosofía racional, natural, metafísica y moral", de Juan Berni, también de Valencia.
-"Poética", de Ignacio de Luzán.
-"Física moderna, experimental, sistemática", de Antonio Herrero.
-"Lógica moderna", de Andrés Piquer, médico valenciano vinculado a la Universidad.
-"El Pensador": no es un libro, era un semanario al modo del "The Spectator" de Addison. Dirigido por José Clavijo, traductor de Buffon y director del Jardín Botánico.
-"Discurso sobre economía política", de Enrique Ramos.
-"Testamento político del filósofo Marcelo", de Manuel Rubín de Celis, este es uno de los pocos títulos que tiene una cierta resonancia popular, imagino que originariamente madrileña.
-"Discurso sobre la educación popular", de Pedro Rodríguez Campomanes, asturiano, ministro "golilla" de Carlos III.
-"El Philoteo", de Antonio José Rodríguez.
-"Historia del derecho natural y de gentes", de Joaquín Marín.
-"Disertación sobre la libertad de escribir", de Valentín Foronda, de Vitoria.
-"Sobre la economía política", de Vicente Alcalá.
-"El Observador", de José Marchena, traductor de Lucrecio, "exaltado" en el trienio liberal (ya en 1820-23); no estoy seguro de que esto sea un libro, parece más bien un semanario al estilo del de Clavijo (ya entonces surgieron los Correos y Gacetas en Madrid, y el Diario de Barcelona).
-"Cartas político-económicas", de León de Arroyal, autor estudiado académicamente por el profesor Antonio Elorza, pero impublicado, ni a gran escala ni a media escala.
-"Discurso sobre la conveniencia de educar al pueblo para gobernarlo mejor", de Manuel de Aguirre (todavía se utilizaba el "gobernarlo" y no el "gobernarse", pero ya se estaba cerca).
-"Investigaciones filosóficas sobre la belleza ideal", de Esteban de Arteaga.
-"Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres", de Josefa Amar.
-"Memoria de la policía de los espectáculos" y "Informe sobre la ley agraria", de Gaspar Jovellanos, natural de Gijón, ministro "aragonés" de Carlos III, enviado al destierro por los afrancesados de Carlos IV y Godoy. De Jovellanos se conoce la publicación de sus diarios, y del primero de los libros citados. Pero es un autor apenas leido.
-"Teoría de las Cortes" (1813), de Francisco Martínez-Marina, que si no me equivoco era un militar miembro de las Cortes Constituyentes de Cádiz.
Como podemos observar, son libros que tratan de filosofía, física (faltan algunos de matemáticos, pero haberlos haylos), medicina, química, política, economía, derecho, educación, estética, parlamentarismo. Son libros modernos. Hasta 1750 abundan las obras de filosofía y ciencia. Después, las de política, economía y educación. Hay una sobre lógica, la de Piquer. Hay una escrita por una mujer, Josefa Amar, sobre mujeres. Hay dos o tres dedicadas a aspectos estéticos, poéticos y retóricos. Hay dos semanarios además de los diarios nacientes.
Temáticamente:
-la filosofía es: libre, escéptica, racional. Escéptica tiene aquí un sentido próximo a empirista, aplicable también a la medicina y a la naciente química moderna.
-la física es: moderna, experimental. Experimental fue el primer adjetivo del método científico. Es muy relevante el título de "Escudo atomístico": la ciencia es en su base atomística.
-la lógica es: moderna, aunque por lo que tengo entendido, Piquer, debido a su puesto universitario, era aun un poco ecléctico (mitad moderno, mitad escolásctico).
-la estética es: cristiana (no exactamente vinculada a la Iglesia católica), y se investiga filosóficamente.
-el derecho es: natural y de gentes (siguiendo en esto a la pionera tradición de Francisco de Vitoria), es decir, no divino (como era el derecho de los reyes).
-la economía es: política.
-la educación es: popular.
Hay cartas, discursos, disertaciones e investigaciones. Memorias e informes. Se piensa y observa. Hay diálogos y teatro, filosóficos y críticos (el término "crítico", aquí adjetivo que luego Kant hará mundialmente famoso como sustantivo, puede remontarse a Gracián). Se trata el asunto de los espectáculos. Hay informes públicos sobre leyes concretas. La lista finaliza con una disertación sobre las cortes democráticas modernas.
Pero la libertad, con la que empieza la lista, es solo en la práctica la de escribir. Aquí radica una de las limitaciones de las Luces españolas, puesto que la libertad de escribir de Foronda no es sino un último refugio -casi al modo cervantino- de una libertad más amplia, apenas tratada y reconocida en la España de entonces, cual es la libertad de conciencia, de religión, esto es, la libertad política y la tolerancia.
Como podemos ver, apenas hay libros de historia. Solo el que trata sobre el derecho es una "historia". Pero no faltaron historiadores ilustrados, como el sevillano Nicolás Antonio y su "Biblioteca Hispana" y sobre todo el valenciano Jacinto Segura.
¿Cuáles son mis preferidos o los que considero más relevantes, habida cuenta de lo que más conozco? Podemos agruparlos: en primer lugar, partiendo de Cabriada, todo el grupo de novatores, cuya cima es Martín Martínez, pero también los profesores de Valencia como Tosca, Berni y Piquer. En segundo lugar, apoyando de forma solitaria a los novatores, viene Feijoo, el gran escritor español por lo menos hasta 1860. En tercer lugar, contemporáneo de Feijoo, más interesado por las humanidades que por las ciencias, Mayans. Cabe destacar posteriormente a Clavijo y su semanario "El Pensador" y las obras estéticas de Luzán y Arteaga, que parten del "buen gusto" posterior a Mayans y que avanzan en el naturalismo. En quinto lugar, los tratados sobre economía política y educación popular de la segunda mitad del siglo XVIII, que culminan en Jovellanos, y que también recogen disertaciones sobre la libertad aproximadamente de conciencia y el semanario de Marchena, amén de la teoría política de uno de nuestros primeros "políticos", Martínez-Marina. Por tanto:
-Cabriada y la ciencia moderna en la Universidad de Valencia, novatores de la Tertulia Sevillana, Martín Martínez
-Feijoo y Mayans
-Clavijo y la estética (es la mitad de siglo, la época de Ensenada, bajo el reinado de Fernando VI)
-Rodríguez Campomanes y Jovellanos y la política moderna
-Martínez-Marina en las Cortes de Cádiz
Esto es solo muy aproximadamente. Los estudiosos, normalmente, suelen reducir el siglo XVIII a cuatro figuras: en la primera mitad, Feijoo por un lado y Mayans por el otro, escritores solitarios, con más o menos contacto con tertulias, universidad más o menos moderna y gobierno (Feijoo es sacerdote muy protegido por Felipe V, mientras que Mayans es un hijo de austracista reconvertido, temporalmente también en la administración de Felipe V). En la segunda mitad, Rodríguez Campomanes y Jovellanos, ministros ambos bajo Carlos III en tareas de gobierno, el primero más próximo al partido golilla y a Moñino, el segundo más próximo al partido aragonés y a Aranda. Algunos estudiosos se limitan a prolongar la línea de Feijoo que daría en Rodríguez Campomanes y la línea de Mayans que daría en Jovellanos. Siendo cierta en algún aspecto, esta hipótesis es demasiado reduccionista: Jovellanos es mucho menos "déspota ilustrado" que su paisano, y no menos interesado por la ciencia y la tradición empirista británica, de hecho bastante más que el más afrancesado Rodríguez Campomanes. En mi opinión, no hay tanto una prolongación de Feijoo a Rodríguez Campomanes y de Mayans a Jovellanos como un complejo, problemático pero también enriquecedor entrecruzamiento.
10 comentarios
habermas -
procopio -
para gente como usted, soy tonto a mucha honra.
desde luego tampoco es lo más importante, pq solo constato un hecho, el hecho de que el General Franco era un hombre políticamente conservador. si eso quiere decir que no era falangista, pues ha acertado. pero sobre todo era un militar, conservador.
Habermas -
Ande, vaya a jugar con la pelota.
qué modesnos -
ximobrotons -
si se molesta un poco en saber la verdad y no en seguir engañándose, lea a Pío Moa, o mejor vaya directamente a la web de la Fundación de Franco y lea sus cartas, los personajes con los que se relaciona, etc.
es extraño q aun se esté hablando del artículo falangista auténtico de Aznar cuando tenía 16 años, y nunca se hable del artículo del Franco de los años 20 defendiendo a la democracia
"es extraño", en esta España atrasada que ustedes representan tan bien, es un decir
Habermas -
ximobrotons -
como es una puñetera verdad que el general Franco de nazi no tenía un pelo, podía ser a veces, quizá de 4.30 a 5 de la tarde un poco germanófilo, pero nazi no, ni tan solo falangista, por tanto fascista tampoco. para empezar, tendría que haber sido socialista para ser fascista o nazi, pero el hecho es que era un conservador de creencias cristianas y católicas tradicionales, votante de la Ceda -su hermano, no el aviador, sino el otro, del partido agrario-, definido en política internacional sobre todo por su anticomunismo, lo cual evidentemente le hizo llevar a la práctica por primera vez en España una política "francamente aliadófila" (España hubiese entrado en la Otan igual que entró en la ONU en los 50 si no es por el veto británico, aun entonces creyentes ellos de que iban a mantener su imperio). políticamente la Ceda, Gil-Robles, el bloque monárquico, y los radicales de Lerroux, son muy pero que muy superiores no ya a los socialistas y comunistas y nacionalistas de turno, sino a los republicanos señoritos tipo Azaña, salvadores de la patria que acababan de enterarse -medio enterarse, tarde y mal- qué era la democracia, después de haberla rechazado tanto tiempo antes. pero en fin, suerte que Azaña iba a solucionarlo él solo todo y ustedes poseen la verdad política, si no la moral, y ciertamente tampoco el gusto.
¿Qué le parece esto? -
Hendaya -
Hendaya -