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procopio: café filosófico

Lincoln, convicciones y dudas

Acabo de leer la excelente biografía de Lincoln que el historiador y periodista César Vidal escribió en el año 2000 para la editorial Planeta y que esta editorial ha vuelto a editar ahora. Lincoln es verdaderamente un personaje irrepetible, un político inteligentísimo que, más de lo que pudiera imaginarse, cambió la historia occidental del modo en que Nietzsche mismo -que no lo menciona- pregonaría luego de sí mismo. La biografía escrita por Vidal, única en nuestro idioma, bien vale, pues, la pena. Detallada pero amena, Vidal acierta, a mi juicio, en casi todas sus tesis, y es también una obra inteligente no exenta de algún punto discutible. Documentada sin pedanterías de "rigor mortis", la obra se introduce con una breve historia de la fundación de los Estados Unidos, y luego abarca toda la vida privada y pública de Lincoln desde su nacimiento en Kentucky en 1809 hasta su asesinato en Washington D.C. en 1865, pasando por su larga experiencia vital, profesional y política en Illinois.

A diferencia de mí, lincolniano hasta la muerte, Lincoln fue un "whig" toda su vida. Siempre votó "whig", entre otras cosas porque siempre se votó a sí mismo. Claro que desde 1856 votó y lideró al Partido Republicano, formado por "whigs", "free-labourists" y "free-soilers" en 1854. Lincoln fue diputado en la Legislatura de Illinois por primera vez a los 25 años, y lo fue sucesivamente durante los 10 años siguientes. Luego fue congresista en Washington, si no digo mal, y optó a senador, fracasando por dos veces. Finalmente, fue elegido candidato a la Presidencia de los Estados Unidos para las elecciones de 1860, y venció. Fue reelegido en 1864, el único presidente elegido para dos mandatos desde Andrew Jackson.

El partido "whig" había sido fundado por J.Q. Adams, el hijo del vicepresidente Adams, después de la presidencia de Monroe. Los "whig" eran los herederos del partido Federal de Washington, Adams y Hamilton, en contraposición del partido Demócrata, heredero del partido Republicano-Democrático de Jefferson y Madison, fundado precisamente en tiempos de Andrew Jackson.

Yo a los 25 años voté al Psoe, además en todas las elecciones -locales´99, autonómicas´99, generales´00 y europeas´99. No fue la primera vez -lo había hecho en las autonómicas del 95-, pero sí la última. Antes también había votado a los Verdes, con 18 años, la primera vez, voto que de algún modo repetí, también por última vez, en las locales de 2003, con 29 años. Todos estos votos podrían considerarse, en términos estadounidenses, "demócratas", si no fuera porque la mayoría de ellos, si no todos, lo fueron no tanto a favor del Psoe como contra los nacionalistas catalanistas. Quizá el único voto en positivo fue el de las generales del 2000, por aquello de un Psoe diferente que, en efecto, no fue tal, provocando pues la fundación, en la que estuve muy implicado desde antes del 2006, de ese partido entre "free-soiler" y "free-labourist" que es Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía y, solo luego, la escisión del Psoe que es Upyd, y que de algún modo tendrá que obligar al Psoe mismo a refundarse a largo plazo, tal como ocurrió en Estados Unidos con el Partido Demócrata después de la Presidencia de Lincoln.

Por mi parte, ya en las generales del 2004, con 30 años, voté en las listas del Senado al Partido Popular, voto que repetí parcialmente en las generales del 2008. A partir de hoy, en las europeas del 2009, con 35 años, diez años más tarde que Lincoln -pero él fue abogado y diputado, y yo un mero filósofo, en contextos muy diferentes-, he votado al PP con el propósito de hacerlo siempre -o para no ponernos profetas, casi siempre- en el porvenir. Sin embargo, se puede decir que un servidor, a los 25 años, como Lincoln, ya era "whig", pues no otro estilo tiene mi tesina académica (Spinoza, Stuart Mill), y a los 30, republicano, tal como ya expliqué a propósito de mi tesis doctoral. Claro que un "whig" o republicano -incluso radical- no es lo mismo en Estados Unidos que en Europa. Salvada esta diferencia, la comparación no resulta odiosa.

Más allá de estas minucias personales que seguramente solo son de interés para mí, la biografía de Lincoln escrita por César Vidal me ha planteado algunas cuestiones de debate. En primer lugar, las relaciones del "whig" Lincoln con los llamados republicanos radicales, precisamente esos ex-demócratas "free-soilers" y "free-labourists" que en su día presentaron al ex Presidente Van Buren como candidato a la Presidencia, antes de que algunos de ellos se unieran a los "whigs" para fundar el Partido Republicano, liderado por Lincoln. Esto hace de Lincoln, pese al énfasis que pone Vidal en las tensas relaciones de Lincoln con los radicales, un "whig" muy heterodoxo, un radical en sus convicciones, un republicano en su liderazgo -por ejemplo, formando ese Partido de la Unión Nacional con demócratas para su reelección-, y, ya en su juventud, alguien muy moderado en su liberalismo económico, aunque, eso sí, siempre liberalismo del tipo conservador.

Esto último le ha valido a Lincoln un libro indigno publicado insólitamente por la editorial Unión Editorial, cuyo catalógo dirige el afamado y respetable economista Huerta de Soto. En efecto, Lincoln en su juventud era casi socialista, y en el cargo de Presidente siempre optó por cierto proteccionismo económico. Como abogado, fue defensor, eso sí, de una gran empresa, el Ferrocarril Central de Illinois. Pero, desde luego, no era Reagan. Lo cual no deja de suscitarme una enorme curiosidad, porque de algún modo considero que, incluso por encima de F. D. Roosevelt, Reagan, que hasta los 40 años votó demócrata, seguramente muy influido por el populismo rooseveltiano, es algo así como el Lincoln del siglo XX. Solo que, claro está, gracias a Dios, y en parte a Lincoln, el mundo de finales del siglo XX no es el mismo que el de mediados del siglo XIX.

Finalmente, está la cuestión siempre candente de qué hubiese sucedido si Lincoln no hubiese sido asesinado. Vidal pone el énfasis en la chapucera y a menudo corrupta y resentida Reconstrucción que algunos radicales y algunos "carpetbaggers" propiciaron en el Sur derrotado. Esto es, a grandes rasgos, simplemente cierto. Pero, ¿quiere esto decir que Lincoln jamás hubiese enviado tropas federales, por ejemplo cuando Misisipi, Estado que ya no existe, y Texas, se negaron a ratificar la 13ª enmienda, no digo la 14ª, digo la 13ª? ¿Qué hubiese propuesto Lincoln cuando los demás Estados sureños promulgaron sus "códigos negros"? No quiero ser temerario, pero no es imposible que Lincoln hubiera enviado tropas federales e incluso hubiera impuesto algún gobierno militar en algún Estado. Digo en alguno, no en todos, tal como hicieron por su lado los susodichos cuando Lincoln yacía bajo tierra y el pobre Johnson era vetado por el Congreso. Simplemente quiero recordar, para finalizar, que a pesar de que ya desde la Reconstrucción y sobre todo posteriormente con F. D. Roosevelt los demócratas se fueron ganando a los negros, no fue sino Eisenhower el primero, antes que Kennedy, en mandar tropas federales al Sur para poner definitivamente fin a la segregación, es decir, a la esclavitud.

2 comentarios

procopio -

pues estudia un poco y aprende.

en cuanto al robo y al soborno, mejor no hablemos.

en cuanto a Ciudadanos han llegado a un fin de etapa; aunque no les voté, me pareció bien su alianza con Libertas en la UE. veremos si se juntan con Upd.

Cora -

Así que te has echo el propósito de votar siempre al PP... Da igual que roben, sobornen, etc... Creo que es una decisión muy savia y muy poco propia de una persona crítica, demócrata y responsable. Del fracaso de Ciudadanos ya casi ni hablemos... y tu fanatismo nacionalista español es tan fuerte como el de aquellos a los que odias por ser nacionalistas catalanistas. Porque es nacionalista aquel que reivindica la existencia de una nación catalana y no lo es aquel que reivindica la nación española? No lo entiendo.