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procopio: café filosófico

Robert Louis Stevenson

He estado calculando los libros que llevo leidos desde que soy profesor y trabajo. Llevo cuatro años -en septiembre empezaré el quinto curso- y me sale una media de unos 13 libros por año/curso, más de la mitad leidos en verano. La media baja hasta los 10 libros desde que estoy en Alicante, pero es que estando en Castellón no hice ningún viaje a Nueva York ni a Londres, ni dediqué unas Navidades a la música clásica, y aun traía el empuje lector -de hasta un libro por semana durante varios meses, y a veces de 3 libros por semana, sin contar los libros que leía como lector para la Agencia Balcells, 2 al mes- de cuando no trabajaba, o lo hacía preparando la tesis o las oposiciones, pero no como profesional asalariado. También en Alicante leo menos -de hecho, un libro apenas- de media durante el curso, mientras que en Castellón, durante el primer curso, sin contar el verano, leí 8 libros. Cada curso es más absorbente y cansino, con lo cual hay que redoblar el esfuerzo y la atención, dejando poco tiempo para el relajo de la lectura de libros.

Espero al menos en lo sucesivo, sin viajes, mantener la media de unos 10 o 12 libros por año/curso. Veremos. Solo con los libros de filosofía que aun tengo para leer, en la reserva, sin contar los de este verano, necesitaría cuatro o cinco veranos más. Libros de narrativa, poesía u otras cosas tengo otros tantos, con lo que necesitaría otros cuatro o cinco veranos para dar buena cuenta de ellos. Digamos que estoy hipotecado librescamente por 10 años.

Como no quiero que la deuda pase de aquí, este verano me he puesto una vez más manos a la obra, y después de leer un poco de literatura, me he preparado un plan de lectura de libros filosóficos que anuncio inmediatamente:

-"El error de Descartes" y "Buscando a Spinoza", de Damasio.
-"El hombre", de Rostand.
-un libro de entrevistas de Punset a varios científicos actuales.
-"Un mundo de palabras", de Pinker, traducible mejor por "La estofa del pensamiento".

El de Punset y el de Pinker son voluminosos. Tengo además otros dos en reserva, quizá para leerlos en septiembre o durane el curso que viene ya: "Progresa adecuadamente", de Pericay, y "La filosofía de los Estados Unidos", de un autor francés.

De los libros que llevo leidos hasta ahora en este verano, destacaría los de Stevenson: si Stevenson no es el mejor escritor moderno, y cuento aquí desde Dante hasta Franzen, está muy cerca. Desde luego sus novelas no tienen la enjundia o densidad de las más grandes, ni sus cuentos pasan a menudo de meros pasatiempos. Sus poemas son hermosos y verdaderos, pero nada más. Sin embargo, aparte de escribir maravillosamente "La isla del tesoro", "Jekyll y Mr. Hyde", "La flecha negra" y los "Cuentos de los mares del sur", Stevenson destaca sobre todo, diría yo, por sus ensayos, escritos como con punzón, extremadamente perspicaces, gozosos y aleccionadores, pero sin rastro de moralina. "Moral laica", "Virginibus puerisque" y este que acabo de leer, "A través de las praderas y otros ensayos" (el relato de un viaje de Nueva York a San Francisco, en 1882, o los titulados "Fontainebleau" y "Pulvis et ombra") deberían ser "best-sellers" que aun leyera todo el mundo lector. Escritos, ya he dicho, como sobre mármol, son no obstante exigentemente vivaces, aun cuando relatan penurias. El candor de Stevenson, que a veces es superficial o se detiene en detalles que solo al autor importan, resulta siempre no obstante excitante, porque no hay rastro de engaño. Yo tenía un amigo que se parece físicamente a Stevenson, en el rostro; era "camello" de poca monta y si no ha acabado en la cárcel poco le ha faltado. Ya no lo frecuento más, pero me alegra, de algún modo, su mera existencia, fatal y aun equivocada pero estoicamente soportada. Es esto lo que Stevenson relata, explica, matiza y celebra en sus formidables ensayos tanto como la extrema cortesía, el honor o el deber. No solo no me extraña que Savater pusiera una cita de Stevenson al principio de su libro sobre Nietzsche sino que yo mismo me acordé de Stevenson (y del Kant de "Un cielo estrellado sobre mi cabeza y la rectitud en mi corazón", ¿es así?, todo hay que decirlo), sin conocer aun el libro de Savater, una noche de septiembre delante de la casa-museo de Nietzsche en Sils-Maria.

"La verdad es de un linaje rudo".

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