Reseña: "Fuentes del ateísmo político"
No diré cuándo ni dónde se publicó esta reseña. Tampoco hace tanto, Melò.
FUENTES DEL ATEÍSMO POLÍTICO
"La filosofía contra la religión. Ideas sobre el ateísmo", Agustín Izquierdo, Edaf, Madrid, 186 págs., 2003
"Ateos clandestinos", Agustín Izquierdo, Valdemar, Madrid, 192 págs., 2003
El ateísmo político en España, con una institución como la Inquisición que dura hasta bien entrado el siglo XIX, nunca gozó de muy buena salud. Al negar la inmortalidad del alma, Averroes, el filósofo árabe cordobés, fue su primer exponente conocido. Más tarde, a principios del siglo XVI, cuando el erasmismo se expande por las ciudades castellanas, por Andalucía y por Valencia, se recoge algo de aquel espíritu. Pero el Concilio de Trento frenaría en seco estas llamaradas iluministas y así hasta que en la segunda mitad del siglo XVIII el conde de Aranda intenta limitar el poder de la Inquisición en un entorno de cierto afán ilustrado.
De manera que quien busque atisbos de ateísmo político, o mejor, de epicureísmo en España sólo los encontrará veladamente en la literatura (en el "Libro de buen amor" de Juan Ruiz o posteriormente en Quevedo, por ejemplo), o bien en el pensamiento de médicos como Servet, Laguna o más adelante Andrés Piquer, quizá el más materialista de los ilustrados españoles por lo que se puede intuir del escaso conocimiento de su obra.
Por eso hay que subrayar la aparición de estos dos libros del filósofo Agustín Izquierdo, no porque rastreen esa inexistente historia del ateísmo político español, sino porque contribuyen al conocimiento y difusión del ateísmo político moderno en España.
Aquí comparecen los hijos y nietos que Demócrito, Epicuro y Lucrecio generaron en la Europa moderna: los naturalistas italianos del Renacimiento (desde el círculo de Padua de los Pomponnazzi, Cardano y Telesio, hasta Giordano Bruno y Vanini); los libertinos franceses de la segunda mitad del XVI (Charron, La Mothe, Gassendi, Naudé), aunque la palabra libertino surge por primera vez en Holanda; Spinoza como cumbre del ateísmo político moderno, casi hasta el punto de que podríamos hablar de spinozismo al referirnos al núcleo doctrinal que niega legitimidad teológica a la práctica política y a la libertad filosófica; y lo que Agustín Izquierdo llama respectivamente ateos clandestinos del XVII (Meslier, Giannone, Boulainvilliers, Dumarsais, Fréret), ateos públicos del XVIII, los famosos "philosophes" (La Mettrie, Diderot, D´Holbach, Helvecio), ateos hegelianos (Feuerbach, Marx) y ateos solitarios (Schopenhauer, Nietzsche), ya en el XIX.
Toda esta pléyade de ateos, libertinos, naturalistas y materialistas fueron confundidos con alquimistas y ocultistas por los mismos que hoy confunden el libertinaje con las majaderías "new age". En un orden más serio, aunque el monstruo del terrorismo todavía no había sido inventado, quienes ejercían el terror eran entonces los curas mismos de la Inquisición (también hoy hay mucho cura entre terroristas): Servet y Bruno, entre otros, ardieron en la hoguera.
De ahí el interés de estas dos antologías del ateísmo europeo preparadas por Agustín Izquierdo, que ayudan a leer directamente fragmentos de textos tan fascinantes como el anónimo "Tratado de los tres impostores", también llamado "El espíritu de Spinoza", de 1719 (¡imagínense quiénes podrán ser los tres impostores, no precisamente Melchor, Gaspar y Baltasar!), las "Nuevas libertades de pensar", publicadas en Amsterdam, de Dumarsais, o las memorias del cura rural, irreverentemente ateo, Jean Meslier: ¡el espíritu sopla donde quiere!
George Santayana, también llamado Jorge Ruiz de Santayana, dice en "Los reinos del ser": Respecto a la religión popular que piensa que Dios es el creador del mundo y el dispensador de la fortuna, mi filosofía es atea. Este ateo solitario que dejó escritas cosas tan bonitas sobre la mística española, nos hace entrever la verdadera razón del ateísmo político: no probar la inexistencia o existencia real de Dios para decir luego ¡qué malo o bueno es el mundo!, sino probar el hecho de vivir como desmentido práctico de toda teología, incluida la de la liberación: ¡sólo este mundo, mortal, y sin embargo infinito! A ese desmentido práctico que nos dispone anímicamente para con lo semejante humano, Spinoza, siempre Spinoza, lo llamó ética.
Ximo Brotons
4 comentarios
procopio -
En cuanto a la Iglesia, basta hoy con la intervención del obispo de Bilbao.
Vicent -
procopio -
Vicent -