Crónica político-social: "Down by law"
Esta fue una (no la única) contribución escrita al movimiento del No a la Guerra y a las caceroladas que hice desde un córner, no sé cuál, porque no se trataba de la única movida político-social en la que estuve metido (como se puede colegir de los manifiestos contra el plan Ibarretxe que aquí mismo he copiado). Ha pasado el tiempo, y aquel relativo "down by law" subversivo ha ido languideciendo hasta el actual buen rollo soporífero y a menudo tramposo de nuestro "cándido amigo" presidente de Gobierno socialista y muchos de los movimientos alternativos que pululan a su alrededor.
Sin embargo, me parece honesto copiar aquí esta crónica que no fue publicada en ningún sitio (la envié a El País, edición Cataluña, sin éxito) y de la que guardo un buen recuerdo. "En primavera en las calles, la sangre hierve...".
"DOWN BY LAW"
El martes 1 de abril [de 2003], más de 150 personas se reunieron en el auditorio del Macba para escuchar y conversar con el colectivo político-literario Wu Ming (Sin nombre en chino). Presentaban su último libro editado en España, Esta revolución no tiene rostro(Acuarela), una antología de textos, panfletos, cuentos y otros experimentos literarios con fines políticos escritos al calor del movimiento de protesta global. Fraguado en diversos lugares durante los años noventa, ese movimiento no ha parado de crecer hasta la actual explosión multitudinaria de gente que sale a la calle para decir No a la guerra.
Intervino primero Amador Fernández-Savater, instigador del evento y director de la editorial madrileña Acuarela. El acto tenía por título Narración, autonomía, multitud, y también contaba con la colaboración organizativa de Mondadori, editorial que publicó en 1999 la novela de aventuras políticas Q, de gran éxito mundial, firmada por el antecedente inmediato de Wu Ming, el llamado Luther Blisset Project. En la sala del auditorio del Macba, en una renovada tarde primaveral, escuchaban las palabras de estos traviesos boloñeses una variopinta conglomeración de personas. Andaban por ahí el filósofo Pere Saborit, el escritor Francisco Casavella, y Santi López Petit, profesor de la UB y promotor de prácticas de transformación social como los barceloneses espacios liberados de la guerra, la campaña Dinero Gratis o la Fundación Espai en Blanc.
Y luego hablaron los componentes de Wu Ming. Explicaron las acciones de guerrilla cultural de Luther Blisset durante los años 1994-1999 como una parodia de los planes quinquenales soviéticos (que funcionó mejor que éstos, aseguró entre risas del público Roberto, el único italiano que dio a conocer su nombre). Funcionó muy bien: centenares de personas de todo el mundo podían utilizar este nombre de un fracasado futbolista jamaicano que jugó en el Milan para llevar a cabo acciones de comunicación subversiva. Quizá las más sonadas fueron un par de huelgas de arte y el subterfugio perpetrado, para engañar y por tanto para poner al descubierto la honda mendacidad del programa, en la versión italiana del televisivo Quién sabe dónde.
Después se habló de copyleft (la publicación de materiales impresos con derecho a ser reproducidos libremente sin ánimo de lucro), de creación compartida de mitos emancipadores, de la mundialización política desde abajo que están produciendo las protestas globales del nuevo siglo. Primero Seattle, luego Praga, Génova, Porto Alegre, etc., hasta el 15 de febrero pasado, día en que millones de gentes en todo el mundo salieron a la calle para protestar contra la enésima declaración santa de guerra.
Por fin los colores del arco iris Spinoza murió escribiendo un tratado sobre el arco iris- han sido sacados del gueto homosexual para simbolizar la democracia de todos: "Pace". Lo que es nuevo es esta conciencia planetaria..., se dijo. Hubo alguna discusión fuerte y sobre todo ideas y carcajadas entre el público. El tercero de los Wu Ming nos contó un cuento: más o menos la historia de Robin Hood y otros personajes caracterizados por el narrador como down by law.
Down by law es una película en blanco y negro de Jim Jarmusch en la que aparecen, entre otros, el actor Roberto Benigni y el músico Tom Waits. Cuenta la historia de tres presidiarios que logran fugarse de una cárcel cercana a Nueva Orleans. Es una película divertida y detallista, un poco como estos boloñeses anónimos. Aquí se tradujo el título del film por Bajo el peso de la ley, pero en realidad down by law significa algo así como todo va bien en la jerga de los presidiarios. Es decir, buen rollo, autocontrol, armonía entre gente bajo sospecha.
Al salir de la charla, a eso de las 10 de la noche, una muchedumbre de personas empieza a hacer sonar una intensa cacerolada durante más de veinte minutos. Gente en la vía pública, en los balcones, en los portales de la calle Elisabets, en las barras de los bares, en las terrazas de los cafés. Nos acompaña un ruido hermoso y ensordecedor, un silencio de protesta unánime, un rumor inacabable de rabia que parece querer elevarse al cielo para acallar las bombas que caen sobre los civiles. Se respira un aire solemne y bonito. No es una broma.
Mientras caminamos de vuelta a casa, converso con Quim Sirera, director de la editorial barcelonesa Octaedro. Me dice que tenía previsto publicar 30 libros de pensadores clásicos del siglo XX, pero sólo ha podido sacar 12 porque no se venden. ¡Cómo se van a vender si aquí hace más de 10 años que las humanidades han dejado de interesar a nuestros atareados potentados! El fragor metálico de la protesta contra la guerra prosigue como un mantra, como un conjuro, como un amanecer zulú; nos tomamos unas cervezas, la gigantesca oleada de clamor humano se remansa. Cae el último velo de la noche. Por debajo de la ley, en los márgenes de la ley, por arriba de la ley está emergiendo una revolución sin rostro, un movimiento democrático mundial, una sensibilidad común que traspasa fronteras e idiosincrasias culturales. "Down by law".
Ximo Brotons
Sin embargo, me parece honesto copiar aquí esta crónica que no fue publicada en ningún sitio (la envié a El País, edición Cataluña, sin éxito) y de la que guardo un buen recuerdo. "En primavera en las calles, la sangre hierve...".
"DOWN BY LAW"
El martes 1 de abril [de 2003], más de 150 personas se reunieron en el auditorio del Macba para escuchar y conversar con el colectivo político-literario Wu Ming (Sin nombre en chino). Presentaban su último libro editado en España, Esta revolución no tiene rostro(Acuarela), una antología de textos, panfletos, cuentos y otros experimentos literarios con fines políticos escritos al calor del movimiento de protesta global. Fraguado en diversos lugares durante los años noventa, ese movimiento no ha parado de crecer hasta la actual explosión multitudinaria de gente que sale a la calle para decir No a la guerra.
Intervino primero Amador Fernández-Savater, instigador del evento y director de la editorial madrileña Acuarela. El acto tenía por título Narración, autonomía, multitud, y también contaba con la colaboración organizativa de Mondadori, editorial que publicó en 1999 la novela de aventuras políticas Q, de gran éxito mundial, firmada por el antecedente inmediato de Wu Ming, el llamado Luther Blisset Project. En la sala del auditorio del Macba, en una renovada tarde primaveral, escuchaban las palabras de estos traviesos boloñeses una variopinta conglomeración de personas. Andaban por ahí el filósofo Pere Saborit, el escritor Francisco Casavella, y Santi López Petit, profesor de la UB y promotor de prácticas de transformación social como los barceloneses espacios liberados de la guerra, la campaña Dinero Gratis o la Fundación Espai en Blanc.
Y luego hablaron los componentes de Wu Ming. Explicaron las acciones de guerrilla cultural de Luther Blisset durante los años 1994-1999 como una parodia de los planes quinquenales soviéticos (que funcionó mejor que éstos, aseguró entre risas del público Roberto, el único italiano que dio a conocer su nombre). Funcionó muy bien: centenares de personas de todo el mundo podían utilizar este nombre de un fracasado futbolista jamaicano que jugó en el Milan para llevar a cabo acciones de comunicación subversiva. Quizá las más sonadas fueron un par de huelgas de arte y el subterfugio perpetrado, para engañar y por tanto para poner al descubierto la honda mendacidad del programa, en la versión italiana del televisivo Quién sabe dónde.
Después se habló de copyleft (la publicación de materiales impresos con derecho a ser reproducidos libremente sin ánimo de lucro), de creación compartida de mitos emancipadores, de la mundialización política desde abajo que están produciendo las protestas globales del nuevo siglo. Primero Seattle, luego Praga, Génova, Porto Alegre, etc., hasta el 15 de febrero pasado, día en que millones de gentes en todo el mundo salieron a la calle para protestar contra la enésima declaración santa de guerra.
Por fin los colores del arco iris Spinoza murió escribiendo un tratado sobre el arco iris- han sido sacados del gueto homosexual para simbolizar la democracia de todos: "Pace". Lo que es nuevo es esta conciencia planetaria..., se dijo. Hubo alguna discusión fuerte y sobre todo ideas y carcajadas entre el público. El tercero de los Wu Ming nos contó un cuento: más o menos la historia de Robin Hood y otros personajes caracterizados por el narrador como down by law.
Down by law es una película en blanco y negro de Jim Jarmusch en la que aparecen, entre otros, el actor Roberto Benigni y el músico Tom Waits. Cuenta la historia de tres presidiarios que logran fugarse de una cárcel cercana a Nueva Orleans. Es una película divertida y detallista, un poco como estos boloñeses anónimos. Aquí se tradujo el título del film por Bajo el peso de la ley, pero en realidad down by law significa algo así como todo va bien en la jerga de los presidiarios. Es decir, buen rollo, autocontrol, armonía entre gente bajo sospecha.
Al salir de la charla, a eso de las 10 de la noche, una muchedumbre de personas empieza a hacer sonar una intensa cacerolada durante más de veinte minutos. Gente en la vía pública, en los balcones, en los portales de la calle Elisabets, en las barras de los bares, en las terrazas de los cafés. Nos acompaña un ruido hermoso y ensordecedor, un silencio de protesta unánime, un rumor inacabable de rabia que parece querer elevarse al cielo para acallar las bombas que caen sobre los civiles. Se respira un aire solemne y bonito. No es una broma.
Mientras caminamos de vuelta a casa, converso con Quim Sirera, director de la editorial barcelonesa Octaedro. Me dice que tenía previsto publicar 30 libros de pensadores clásicos del siglo XX, pero sólo ha podido sacar 12 porque no se venden. ¡Cómo se van a vender si aquí hace más de 10 años que las humanidades han dejado de interesar a nuestros atareados potentados! El fragor metálico de la protesta contra la guerra prosigue como un mantra, como un conjuro, como un amanecer zulú; nos tomamos unas cervezas, la gigantesca oleada de clamor humano se remansa. Cae el último velo de la noche. Por debajo de la ley, en los márgenes de la ley, por arriba de la ley está emergiendo una revolución sin rostro, un movimiento democrático mundial, una sensibilidad común que traspasa fronteras e idiosincrasias culturales. "Down by law".
Ximo Brotons
2 comentarios
Melò Cucurbitaciet -
Melò Cucurbitaciet -
Oiga, que me ha gustado mucho su artículo, sobre todo el último párrafo, y de ahí entresaco una frase "El fragor metálico de la protesta contra la guerra prosigue como un mantra, como un conjuro, como un amanecer zulú" Amanecer zulú, es usted la repera, todavía estoy, aterrado, oyendo los tambores de esos caníbales. Genial. Al final voy a acabar con su ensayo. ¿es duro?