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procopio: café filosófico

Broadway

Broadway es como una Diagonal de Barcelona, pero de 25 kms. De la Universidad de Columbia a Battery Park, Broadway cruza más o menos en diagonal toda la isla de Manhattan. Broadway ya era una calle del Nueva York antiguo, llamado Nueva Amsterdam, y en ella se señala que estuvo de hecho el primer asentamiento holandés en la isla. Paralela a Broadway, estaba y está Broad Street, antaño la calle principal de Nueva Amsterdam, que pronto enlazaría una calle más arriba -ésta en horizontal- con Wall Street, primera frontera del norte de la ciudad cuando ya se llamaba Nueva York y había pasado a manos de los ingleses. En Broad Street, esquina con Wall Street, enfrente diagonalmente del Federal Hall, está hoy la celebérrima Bolsa de Nueva York. Allí estuve paseando un rato hace exactamente una semana.

Pero Broadway hoy es conocida sobre todo por ser la calle de los teatros. Aunque no están exactamente todos en Broadway, sino en calles adyacentes, en la zona del cruce de Broadway y la 7ª Avenida, es decir, en la zona de Times Square, de la calle 40 a la 50 más o menos, Nueva York es puro teatro. Y Times Square el centro del escenario. El centro del mundo. "My little town blues...".

Fuimos a ver el viernes por la noche el musical "Chicago", obra, en parte del gran Bob Fosse, que fue llevada al cine con rotundo éxito hace pocos años. Era un viejo y pequeño teatro de la calle 49 con Broadway, llamado "Ambassador". Allí representan "Chicago" todos los días, excepto el miércoles o el martes, ahora no recuerdo, y sábado y domingo en sesión doble. Un non-stop que es puro Nueva York. Ya digo que el teatro era viejo, y la moqueta del suelo estaba agrietada en varias zonas de la platea. Pero a mi modo de ver eso no lo hacía sino más acogedor. El musical es como la película, pero sin lo que la película permite. Hay que exprimir la imaginación. Lo más curioso fue tener en el propio escenario la orquesta que va ejecutando la música. El show está bien, pero sin Catherine Zeta Jones y René Zelweiger y Richard Gere, pues pierde un poco. Entiéndaseme. Los bailarines hacen todo lo que pueden y algunos números siguen valiendo mucho la pena, aun en el reducido espacio del teatro original.

Al salir, ya he dicho que Times Square es el centro del mundo. La iluminación de Piccadilly Circus, a su lado, semeja una bombilla de tenue luz al lado de un enorme árbol de Navidad. El reloj de Times Square tiene que verse mirando al sur. Desde luego Times Square no es una plaza, sino un cruce largo de calles. Pero estaba lleno de gente y de vida cuando salimos del musical el viernes por la noche. Ahora mismo los musicales de moda son "Tarzán", "Mamma Mia", "El rey león", etc.

Volviendo al hotel por la calle 48, di con otro teatro, en el que se representaba un musical u obra titulado "Radio Golf". Los protagonistas eran Clinton, Tiger Woods y Barack Obama. El nuevo poder americano. Una mirada crítica a la progresía americana, demasiado acomodada a todos los lujos del boom globalizador de finales de siglo XX. Puede que Obama signifique poco más que una continuación del clintonismo (a su vez kennedysmo más de salón todavía) por otros derroteros ciertamente algo nuevos (Obama es negro, oriundo de Hawai, y de Chicago), o puede que no, que represente algo más nuevo y más profundo al estilo de lo que quiso representar Howard Dean, frente al vanidoso John Kerry, con sus alegatos americanamente populistas.

Pero no entré a ver "Radio Golf" y seguí a pie hasta el hotel.

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