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procopio: café filosófico

El cielo de Adolfo Suárez

España, la Selección nacional de fútbol, ha ganado el Mundial 2010 disputado en Sudáfrica. Ha ganado su primer campeonato mundial. La Copa del Mundo ya está en España.

Futbolísticamente, la Selección, como ha dicho Xavi Hernández, no ha estado de sobresaliente, pero sí de notable. Ha sido el campeón menos goleador de todas las ediciones. El juego no ha sido el mismo que desplegó en la anterior Eurocopa 08, en la que salió también campeón, en un torneo dramático y excelente. El equipo de Del Bosque ha sido un poco más defensivo, con un jugador más por detrás del balón, un equipo más estirado en el campo y menos fiable que el equipo de Aragonés en la Eurocopa. Pero la esencia se ha conservado, los jugadores eran casi los mismos, los nuevos han aportado si cabe más calidad, y Del Bosque ha aportado su sello, en este caso su conocido y eficiente oficio, su viejo sentido del fútbol competitivo. Esto ha hecho ganar al equipo español un torneo que, sin duda, es lo máximo no solo en el fútbol sino en el deporte en general para todos aquellos que no somos estadounidenses.

La historia de la Selección en los Mundiales se resume relativamente bien: primer KO en 1934 en cuartos de final contra Italia, la actual tetracampeona. 4º lugar en 1950 en Brasil. Dos participaciones seguidas con posibles -se ganó la Eurocopa del 64- en la década de los 60, cuando el desarrollo económico. Y participación tras participación desde 1978, cayendo en primera fase, superando la primera fase, cayendo en cuartos de final como repetición por tres veces de la eliminatoria del 34, ganando todos los partidos de la primera fase, cayendo en octavos de final, no perdiendo ningún partido, pero sin lograr nunca el pase hasta las semifinales y la final, salvo en este Mundial 2010 que acabó bañado en oro.

Mediáticamente, desde el punto de vista de la opinión pública, el Mundial también ha dejado algunas leccciones curiosas. Para empezar, la situación nacional no era la misma que en 2008 o en 2006, cuando empezó todo con Luis Aragonés si exceptuamos el primer intento fallido de Camacho de lograr un equipo nacional de todos a principios del 2000.La situación nacional es de un 20% de paro, un 30% de pérdida de calidad de vida medida en renta, más de un 30% de fracaso escolar, una manifestación secesionista en Barcelona el día antes de la final del Mundial, la amenaza terrorista que no cesa, etc., etc.

Si algunos dijimos NO cuando el Sr. Presidente del Gobierno dijo tras el logro de la Eurocopa 08 que "ahora a por el Mundial" es porque tras aquel logro, este inepto que habita La Moncloa, aun fue más arrogante que de costumbre y más incompetente, y dijo aquello tan ufano de que íbamos a superar a Alemania y Francia tras haber superado a Italia. A aquel que dijo que ellos no se disfrazan, cabe recordar a los periodistas disfrazados en la final del Mundobasket 06, que ha enseñado el camino tras el Oro mundial de balonmano al equipo de fútbol. Íbamos a superarlo todo cuando desde el verano antes de las elecciones generales de 2008 la crisis ya había empezado y fue una irresponsabilidad de la prensa decir que no se oía nada salvo el silencio de las tumbonas y no informar de esto, y es algo así como un delito que el Gobierno negara la crisis hasta bien entrado el 2009 cuando el paro ya rozaba el 20%, doblando la tasa de aquel verano de 2007. Negaron la crisis, chulearon en el extranjero y en el interior, cambiaron de gobierno al año de las elecciones, pero la única verdad era que el PP es un partido fascista e ilegal. En esto no hubo diferencia alguna entre el Presidente y la Vicepresidenta del Gobierno. Hasta tal punto ha llegado la irresponsabilidad que los Presupuestos Generales aprobados por Psoe y nacionalistas en septiembre de 2009 eran irreales, ficticios, mientras unos y otros se ponían a cantar la Internacional marxista o tomaban el camino de la secesión, hasta que en mayo de 2010 el corazón de Europa y la primera democracia del mundo dijeron basta e impusieron la toma de medidas que había estado pidiendo el Pp desde septiembre de 2008, y que fueron infelizmente y mezquinamente rechazadas hasta una semana antes del famoso "decretazo".

Por tanto, la circunstancia nacional era en junio de 2010 bien diferente a la de dos años atrás. Quizá en el Gobierno se habían creido que los éxitos deportivos (mencionaré cosas nunca antes logradas, es decir, el Oro -que fue mundial- en balonmano, el Mundobasket, el título de F1, el Europeo de voleibol) eran reflejo de los presuntos éxitos de su primera legislatura, y que la Eurocopa 08 la ganaron ellos como el franquismo había ganado la suya en los 25 años de paz (es muy ilustrativo leer la crónica del ABC de entonces), pero ahora ven que no, que el proceso inverso de paz se había acabado tras el atentado en el aeropuerto de Madrid aunque continúe en las esferas de la mediación internacional, y que al seleccionador no hay que decirle desde el teléfono ministerial a quién tiene que poner o a quién tiene que sacar. Este intervencionismo, reflejado en la prensa y en la opinión pública, siempre había propiciado los fracasos de la Selección de fútbol, particularmente porque es la que más gente sigue, porque es la que casi toda la gente sigue.

Por tanto, dije no, porque la Copa del Mundo es maravillosa, pero no hay selección si no hay país, no hay oro que pueda valer si no se hace valer. La intrahistoria de este Mundial no la puedo contar, porque ni yo mismo sé muy bien qué pasó, qué tuve que hacer o qué pensé, pero la extrahistoria, visible en el recibimiento en las calles de Madrid al equipo campeón el día lunes 12 de julio de 2010, la contempló todo el mundo.

Como una cosa es el Gobierno, y otra el deporte, pues el equipo fue haciendo su juego guiado fundamentalmente por la Federación, que ya antes de la Eurocopa 08 había contratado a Hierro como director deportivo y a Del Bosque como sucesor de Aragonés. Los medios de comunicación le siguieron, recayendo en los mismos errores del pasado, que tuvimos que volver a señalar, pero ahora con menor coste dado que ya se había ganado un título y el equipo por sí mismo podía funcionar en cualquier circunstancia. También la gente sabía más. De hecho, unos cuantos lo llevaban sabiendo desde hacía mucho tiempo, sabían valorar lo que tenía valor y sabían qué era lo que fallaba, yo en concreto desde los octavos de final del Mundial 90, que vi en una plaza de Atenas una calurosa tarde de finales de junio. Cuatro afrontó la retransmisión de la Euro 08 con una seriedad alejada de la estupidez del Gobierno al que apoya; la prensa deportiva, enriquecida con un Segurola que llegó a Marca tras su salida de El País, dejó de ser en cierto modo una reserva de veteranos sin ningún sabio consejo que dar porque incluso lo que habían ganado lo despreciaban.

La retransmisión del Mundial fue a parar a Tele5. La Sexta había dado el Mundial 06, sin éxito para la Selección y con un triunfador falso e infame. Tele5 fichó a Paco González, que se había ido de la Ser. Otra vez, como en la Euro 08, el comentarista principal fue Camacho, un tipo que está bien en cualquier medio de comunicación siempre que apoye a España lealmente. El ejercicio de Tele5 ha sido correcto, funcionalmente correcto, sin las estridencias que caracterizan a la cadena, con un racional seguimiento por parte de González, aunque demasiado intervencionista otra vez en ocasiones, lo cual paralizaba a veces el juego del equipo otra vez. Sin embargo, tengo que decir que le hice caso dos veces y me dejé llevar, una fue cuando sugirió la salida de Llorente contra Portugal, y pronto llegó el gol de Villa en una jugada que inicia Alonso, y que decide no obstante Iniesta -aquí intervine yo sigilosamente con un suave "tú, tú..."- antes del toque penúltimo de Hernández y el doble remate de Villa, y la otra fue con el córner de Xavi Hernández que, lanzado bien arriba, acabó en el golazo de Puyol.

Toda la prensa española, regional, local, nacional, deportiva, y la extranjera, se hizo eco del triunfo español. No fueron titulares demasiado originales, "Campeón" o "Campeones" fue lo más escrito. Me gustó el de The Lance, de Estados Unidos, que a pesar del pobre bagaje goleador apreciaba el juego español afirmando que había revalorizado el espíritu mundialista, así como el de Los Angeles Times: "The long wait is over". También me reconocí en el de Le Parisien: "L´Espagne dans la legende". Hubo otro muy parecido: "Les espagnols dans la legende". Ha habido tantas cosas y tantos detalles que es imposible atenderlos a todos si no es que uno trabaja de eso. Llama la atención, obviamente, que The Independent de Londres sacase en portada nada más que una foto de Mandela, resaltando la oganización sudafricana, sin mencionar quién había ganado el Mundial, o que el domingo de la final The Times no llevase la noticia de la final en portada. Londres debe de estar de alguna manera en la intrahistoria de este Mundial, pero ya digo que no tengo ni idea de en qué sentido. Los demás diarios londinenses publicaron lo que todo el mundo publicaba, el día de la final y el lunes siguiente. Especialmente intensos, de los que yo vi, estuvieron The Daily Telegraph y The Guardian. Un diario deportivo italiano remarcaba que España era también campeona del mundo, además de europea.

De la prensa de información general española, cabe destacar el titular de El Mundo: "Nuestra España...de aquí a la eternidad". El Mundo, hasta donde yo sé, está muy implicado en la intrahistoria de este Mundial, y aquí incluyo en menor medida a Marca. Pero ya he dicho que no puedo explicar mucho más. Lo que me parece, sin embargo, es que el resultado extrahistórico le debe más aparentemente al diario ABC, como visiblemente se pudo apreciar el lunes día 12 de julio al regreso del equipo a Madrid. Si durante la Eurocopa 08 se pudieron ver todavía algunas banderas tricolores de la República del 31, muchas banderas con el emblema del toro de Osborne -una marca comercial de vinos, después de todo-, varias banderas preconstitucionales o franquistas del águila, algunas de países de gente inmigrada a nuestro país, y otros símbolos y lemas un tanto extremos ("No parar hasta conquistar" era el más llamativo), en esta ocasión la mayor parte de banderas en Sudáfrica y sobre todo en Madrid el lunes día 12 de julio eran banderas nacionales con el escudo de la Corona constitucional, eran banderas constitucionales, banderas nacionales, más alguna con el toro, con el águila, con el escudo del Real Madrid, alguna asturiana, alguna catalana, y alguna sudamericana, más chupa-chups de plástico gigantes de la época de Cruyff en el banquillo del F.C. Barcelona.

La bandera nacional de la Constitución de 1978 no es precisamente la bandera tricolor del 31 ni la "legal" del 36. Lo siento mucho. Es la bandera con la que se sublevó "manu militari" el General Franco como ya he escrito e intentado explicar en otros comentarios. Es la bandera del bando nacional con el añadido de la Corona surgida, "ex novo" en la figura de Juan Carlos I, de las Leyes Fundamentales de 1947 y 1967. Es la bandera franquista remozada en constitucional por medio del Reino o Estado monárquico establecido y previsto en ambas leyes franquistas y vigente con el Rey Juan Carlos I como Jefe de Estado desde 1975 a 1978. Simplificando, en estos tres años se pasa del águila franquista, que todavía sella la Constitución de 1978, a la Corona constitucional, que aquélla implanta como Jefatura -que ya era en la previsión de las leyes fundamentales de Franco del 47 y del 67- de un Estado ahora constitucional y democrático.

Era más o menos la bandera del Reino de España desde que la impuso Carlos III como pabellón naval en 1783, tras la victoria de los nuevos Estados Unidos de América sobre Gran Bretaña, y recogida como bandera nacional en la Constitución de 1812. Es la bandera del himno nacional, el himno de los "jovellanistas" y no el de Riego, La Marcha Real, bien hermosa cuando es bien entendida.

Está claro que, siendo el Rey Juan Carlos I, como sucesor designado por Franco, pero no Franco directamente, el que reinstaura la democracia, en la forma de Reino constitucional, el diario ABC de Madrid, diario monárquico por antonomasia, es el que más tiene que ver con la imborrable celebración en las calles de Madrid de tanta gente y de tantas banderas nacionales en el lunes 12 de julio de 2010.

Se ha ganado un Mundial en Sudáfrica, pero esta vez el país unido por el deporte ha sido España, la hemos vivido nosotros, tal enorme alegría, como quizá nunca desde la Transición -y no hablaré del Alzamiento Nacional, porque eso supuso una guerra, ni del Desfile de la Victoria, porque era tras la guerra; pero quiero que quede claro que la Transición no es anti-franquista, sino una continuación del franquismo más o menos exitosa. Políticamente, esta Copa del Mundo pertenece a Adolfo Suárez.

El hecho de que el diario ABC no hubiera aparecido de esta forma en las calles de España hasta hoy es culpa suya también, como he dicho antes a propósito del intervencionismo, manipulación y demagogia del Gobierno sobre todo socialista y de toda la prensa. Ortego, su jefe de deportes, se ha subido ahora al carro del buen hacer (ha estado colaborando en Marca, bajando un poco al barro después de tanto postín en su diario y en la Ser), y se ha subido bien. Les hemos ayudado, y por supuesto por nosotros no iba a dejar de ser. Muy posiblemente Del Bosque sea un típico lector de ABC post-transición.

No deja de ser ilustrativo que las celebraciones del lunes 12 de julio en Madrid, en las que, repito, la mayoría de banderas eran todas iguales, banderas nacionales al viento, banderas españolas con la Corona constitucional, limpias y sanas, claras y brillantes, portadas por gente esforzada y alegre, no fueran retransmitidas por la cadena de TV La Sexta, tengo que decir que para mi sopresa, seguramente porque la televisión tricolor, la televisión comunista, la televisión separadora (¿vale la pena fichar al bueno de Andrés Montes, que algo unía, y luego matarlo a traición de miedo?) y confederal no consideró suyo ni el triunfo, ni el país, ni el símbolo. Niegan la propiedad privada, salvo la que es privativamenye suya. Su diario hermano, Público, "el diario del pueblo", del público y de lo público, lanzó su mezquino desprecio a la victoria del pueblo. También faltó alguna autonómica. Son el Gobierno, versión Guerra, una vez amortizado, de la forma que hemos podido comprobar, el felipismo. En cambio, estuvieron todas, desde Tele5, Cnn+ y Cuatro hasta Antena3 -que fue por donde seguí mayormente la velada, ¡con el hijo de aquel que cantó el gol de Zarra!- y Veo7, pasando por Intereconomía y Libertad Digital.

Pero el hecho de que la fiesta en España fuera el reflejo acaso de lo que prensa cada día el diario ABC exige una posterior reflexión, de la que solo esbozo aquí lo siguiente.

El periódico, fundado en 1903, es un diario conservador surgido en pleno auge del maurismo, y es por tanto el que más tiene que ver con la bandera nacional actual, en su doble sentido franquista y monárquico-constitucional. Pues por maurismo entendemos un conservadurismo liberal no siempre ligado a pies juntillas con la Corona de 1876, sobre todo en la cuestión militar, aunque puede que con la aparición de Dato, luego asesinado también, el diario tendiera al idoneismo, como es su fama hoy en día. En cualquier caso, es el ABC quien facilita la sublevación franquista mediante el alquiler del famoso "Dragon Rapide". Para mí es el mejor periódico en cuestiones de Bolsa, y cabe recordar que fue en casa de un "broker", diputado de la Ceda (AP), donde se empezó a organizar la sublevación. Luego el ABC fue el diario franquista por antonomasia, muy Calvo-Sotelo, en tanto que había sido algo maurista en la monarquía y monarquizante en la república, digo, porque por supuesto bajo la dictadura la libertad de prensa era bien limitada. Posteriormente el diario será juancarlista, pero, como monárquico de toda la vida a pesar de todo, cosa que le costó a veces censuras en el propio franquismo, este papel se lo traspasó Anson al diario La Razón, fruto tardío y global del ABC, un diario más estrictamente franquista si cabe que el mismo ABC, más maurista, de un conservadurismo más heterodoxo, pues el ABC, me parece, pronto había preferido, tras el batacazo de Maura en 1909, el idoneismo de Dato, hasta hoy. La Razón tituló por cierto el lunes 12 de julio: "¡Gracias, España!". Todavía le doy vueltas a este extraño titular. ¿Es Juan Carlos I quien habla, ya que no pudo presenciar la final en Johannesburgo? ¿Es el pueblo que se agradece a sí mismo su valor? ¿Es Dios, ahora que el socio del periódico es el diario de El Vaticano? ¿Es Suárez, si aun recuerda algo? Por tanto, la reflexión concluye en que, tanto como el ABC, es La Razón quien prensa cada día, con más o menos acierto, aquella España del lunes 12 de julio de 2010, y el diario que sale, junto al ABC, como gran triunfador periodístico de este Mundial, del pueblo español, de la Nación, de aquella tarde y de aquella noche. Claro que, como he dicho, en la intrahistoria está muy implicado El Mundo, que por cierto viene a ser el diario más suarista, y si este Mundial pertenece a Suárez en lo político, ¿no tendría que pertenecer al diario El Mundo en lo periodístico? Pero no, porque El Mundo tiene serios problemas con la extrahistoria de este Mundial del mismo modo que posee graves defectos en su orientación política internacional y en algunas cuestiones de política interna. Suárez pudo cometer alguno de estos errores en su etapa de Gobierno, en circunstancias de una dificultad y exigencia mucho más extremas, con un bagaje menor, digamos, pero su obra y su intención fueron la España constitucional que solo ABC y La Razón logran prensar cada día, y no esa irresponsabilidad de fondo que caracteriza al diario El Mundo y que yo resumiría en el hecho de apoyar una derecha europea pero preferir una izquierda estadounidense, cosa que suele llevarle a contradicciones flagrantes y errores de bulto en el orden interno nacional, tomando el camino de lo que Zweig llamaba "la piedad peligrosa", confundiéndola demasiado frecuente y reiteradamente con un presunto progreso, cándido optimismo fautor de múltiples tropelías, en realidad, como tantas veces se ha comprobado en la historia de España. Desean ser ante todo "demócratas", pero como suele suceder resultan bastante menos democráticos que los "de derechas" o republicanos, apelativo que sin embargo a veces invocan cuando hablan de la monarquía, del mismo modo que irresponsablemente arremeten de vez en cuando contra Franco, su guerra y su dictadura, heredando "pro domo sua" su legado, eso sí. Como esta moral es la que representa -no diré que llegue a prensarla, porque va de suyo que es imposible en democracia- ciertamente el diario El País, El Mundo suele resultar estéticamente una mera copia del original a la que van a parar tantos rebotados de la original infamia. Por eso el triunfo, la victoria real, extrahistórica, no es suya por mucho que hayan invocado a "nuestra España" en la hora del éxito. ¿Cabe esperar que no tengan que pasar tres décadas, como han pasado tres décadas para que el honrado pueblo español que empieza en Franco y acaba en Suárez saliera felizmente a la calle, para que sus virtudes de fondo se impongan en toda circunstancia a su doctrinarismo liberal, a su usual acomplejamiento y simplismo pseudoprogresivos?

También debo mencionar que aun con el Mundial empezado estuve más atento a la final de la NBA entre Lakers y Celtics hasta el mismo día del debut de España, mientras yo dormía porque la madrugada anterior había estado viendo el Game 6 de unas finales históricas. En la madrugada del jueves al viernes ganaron los Lakers el 7º partido con un Gasol finalmente estelar, cosa que el sábado solo fue portada en gran formato y fotografía justo en estos dos diarios (no vi los de Barcelona, pero allí en todo caso solo sería por lo local), el ABC y La Razón, de los grupos mediáticos Vocento y Planeta, con sedes en Madrid y Barcelona respectivamente, con titulares bien bonitos como por ejemplo "Furia española en Los Angeles" en ABC.

¿Qué grande es nacer español? Eso exclamó el narrador del España-Holanda en la radio del mismo grupo que La Razón y Antena3TV. No lo recuerdo, no tuve esa sensación, no tuve ese pensamiento, todo iba, todo fue muy rápido, o quizá es que es una sensación que no cuajo en pensamiento. Desconfío de los que la tienen cuajada, porque yo no la tengo. Quizá algún día. Quizá si no vuelve a haber 20% de paro, 30% de fracaso escolar, amenaza terrorista y vulneración de derechos fundamentales. Quizá es que yo me dediqué al basket y aquello sí lo sentí más personalmente, y esto no. Quizá es que yo he nacido en Barcelona, Clínica del Pilar, calle Balmes con plaza Molina, un domingo a la una del mediodía de un 3 de febrero de 1974 y estoy harto de nacional-istas. Quizá, quizá, quizá...

Pero puedo tener, no obstante, otra sensación bastante más fuerte, aunque no menos ligera, que se asemeja más a lo que más o menos sentía realmente durante el periodo posterior al grito del gol de Iniesta y al gesto de rabia cordial que hice inmediatemente y semi-conscientemente al vecino y amigo en cuya casa acababa de hacer-ver el gol. El partido no había acabado aun, pero estaba casi hecho. Muy hecho. Fue salir a la terraza, en una planta baja, junto al mar, un poco mirar al cielo, entre feliz y estremecido, arriba, con otros vecinos, muy ligeramente, pero demasiado rápido, todo iba demasiado rápido, no hubo periodo, no lo escuché, intenté respirar suavemente y profundamente en solo un instante el aire fresco de España entera, el infinito cielo oscuro de mi país, del universo entero hasta donde la vista y el pensamiento alcanzan, si es que en ese momento me quedaba pensamiento; intenté ver, cuidadosamente, el final del partido, la Copa del Mundo, la Dorada, la más hermosa de todos los deportes incluidos, diría yo, los norteamericanos, locamente cuerdo en un rincón de mi pueblo, gritando a una vecina separatista que cambiase de bandera, corriendo a casa de mis padres junto a la playa en la noche de todos los tiempos.

¡Qué grande es el cielo de España, siempre abierto en la noche del mundo! Eso fue más bien lo que sentí, Alfredo.

¡Qué grande es la tierra de España, áspera pero querida, bajo el sol del universo!

Qué bello es vivir. Qué bella fue nuestra infancia.

Me lo creí en seguida, porque Andrés Iniesta finalmente me lo explicó, porque era el que tenía que explicármelo, al fin: que simplemente era su amigo, que Dani Jarque era amigo de Andrés. Que eras tú, Andrés. Ah. Fue más tarde, y cuando me levantaba los días siguientes, cuando realmente costaba de creer. Sigue siendo asombroso, gracias a Dios. Ahora suelo comprar La Gaceta de Intereconomía. Juro por Dios que en la madrugada del 13 al 14 de febrero de 2010 dejaba de vivir. Pero ahora estoy vivo. Maltrecho, pero feliz en este caso.

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