Blogia
procopio: café filosófico

El cojín de Protágoras

De todos es conocido que Benjamin Franklin, al que podríamos considerar de algún modo el Protágoras de los albores de la nación americana, además de padre fundador de la primera democracia moderna totalmente republicana, fue impresor e inventor. Como impresor, periodista y demás, fundó en 1750 la primera Sociedad Filosófica al otro lado del Atlántico, en Filadelfia. Como inventor, es sabido que suyos son el pararrayos, la silla giratoria y alguna cosa más.

Pues bien, leyendo sobre Protágoras, de Abdera, padre de la sofística y de algún modo el filósofo más importante entre los pre-socráticos y los socráticos (Sócrates, Platón y Aristóteles, éste ya post-socrático, de algún modo), maestro de Demócrito, también de Abdera, y por tanto fundador del atomismo, que viene a ser algo así como la ciencia en su puridad radical (como la gran sofística sería la filosofía o la prudencia en su versión más pura también), del cual descienden Epicuro, Lucrecio y, modernamente, Spinoza y algún otro, leyendo, pues, sobre este gran filósofo al que simplemente tenía por un sofista y un maestro de democracia, me he enterado de que al parecer también inventó algo. Inventó un cojín para transportar cosas, o mejor dicho, inventó un nuevo uso del objeto "cojín", en este caso útil para transportar otros objetos.

Técnica, o usos técnicos: no en vano Castoriadis eligió perorar sobre el concepto de la "técnica" en el único diccionario colectivo de términos filosóficos en el que llegó a participar, que yo sepa.

Grandes filósofos, grandes sofistas, inventores también. ¿Lograré yo algún día, modestamente, inventar algo, una cosa o un uso de una cosa? Sí, en mi casa mi padre me tenía en ocasiones por un pequeño inventor: sabía enfrentrarme a las averías de la televisión y a los botones del mando a distancia (¿existe el vacío?), y sobre todo, yo también inventé una especie de cojín de Protágoras la primera noche que el chico californiano que pasó nueve meses en mi casa se dio cuenta de que la cama era demasiado pequeña para él y yo acerqué una banqueta al final de la cama y le puse encima una almohada y juntándola con el final de la cama alargaba ésta hasta el tamaño que aquel chico californiano recién llegado demandaba.

PD: hablando de cojines, de Protágoras y de traslados, esto tiene su pequeña moraleja: como es sabido, el término "metáfora" tiene que ver con el acto de trasladar. El cojín de Protágoras viene a decirnos: más fácil, más útil y más claro será si metaforizamos con cuidado, si utilizamos metáforas cuidadas, sabiendo que metaforizamos. No siempre la Sofística misma supo estar a la altura de esta exigencia.

0 comentarios