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procopio: café filosófico

Entrevista a Sabino Méndez (publicada en "Lateral", marzo 2005)

Todavía no sé si es exactamente la publicada en "Lateral", marzo de 2005, pero en todo caso que la disfruten.

ENTREVISTA A SABINO MÉNDEZ: “PARA PELEAR HAY QUE DEGRADARSE"

Sabino Méndez empezó escribiendo canciones contra el futuro ("Cadillac
solitario", "Barcelona ciudad", "No surf", "Rock suave", "El Molino", "Morir
en primavera", "El rompeolas") y ha continuado escribiendo libros contra el
olvido. ¿Quién puede decir en España que ayer fue un rock and roll star y hoy
es un escritor de prosa solvente y penetrante? Empezó Filología Hispánica en
la vieja Central de la Plaza Universidad cuando todavía formaba parte de
Loquillo y Trogloditas y era adicto a la heroína: estremece su relato en
"Corre, rocker" de cómo de madrugada, después de un concierto en cualquier
ciudad española, sigue redactando puesto de speed-ball y de otras sustancias
dopantes un trabajo académico sobre Italo Calvino.

Tras caminar por el lado salvaje de la vida, abandonó simultáneamente a la
heroína y a Loquillo y Trogloditas en 1989, cuando la gran banda barcelonesa
se encontraba en la cresta de la ola. Luego editó un disco en solitario ("El
día que murió Marcelo Mastroianni") y por fin atisbó la anhelada y no menos
salvaje playa de la literatura. El resultado por el momento son dos obras
mayores del género literario sobre el rock: "Corre, rocker" (2000), una
crónica de aquellos fatídicos y maravillosos años 80, y "Limusinas y
estrellas" (2004), otra personal y aguda visión en este caso de la ya
plateada historia del rock and roll, trufada de observaciones dignas de
un filósofo cínico callejero.

La primera vez que escuché la voz de Sabino Méndez fue un lejano día de
primavera de 1987, en la audición radiofónica del concierto de presentación
de un disco de Loquillo y Trogloditas. Mucho tiempo después, el año pasado,
lo conocí personalmente en el Nickjournal del blog del periodista Arcadi
Espada. Le pedí una entrevista y accedió. Nos vimos cuerpo a cuerpo (él, de porte casi sagrado, caballeroso, con un punto de timidez; yo, un niño con el mejor regalo de Reyes) el último día del año 2004 para supervisar, off the record, nuestro cruce de palabras. De aquel eterno y fugaz instante de nuestra charla en la terraza del Can Mauri del paseo del Carmen de
Villanueva y la Geltrú sólo podría decir con Goethe: "¡Detente, eres tan
hermoso!". Sólo deseo también poder compartir esa felicidad con vosotros,
lectores. Keep on rockin´!

P-Una estrella de rock que vestía chupas de cuero convertido en un escritor
cuya prosa recuerda a la del antiguo Montaigne. ¿Cómo recuerdas tus primeras lecturas? ¿Qué tal Montaigne?

R-Me enseñó a leer una monja viejísima y deliciosa hace muchos años y, seguramente a causa de ello, tengo desde entonces audición coloreada; pero mi primer libro de verdad fue el día en que, después de más de una lectura, Flaubert se me abrió en toda su plena dimensión. En cuanto a mi querido paisano Montaigne estoy de acuerdo en retratar el paso, porque el ser es tan breve como el estar.

P-Como hacedor de libros, primero "Corre, rocker" y ahora "Limusinas y
estrellas".

R-Ante todo, hay que dejar establecido que "Limusinas y estrellas" obedece,
como casi todo lo que he escrito hasta la fecha, a una operación de
simulacro. El simulacro es uno de los conceptos que me parecen menos
inservibles de la obra de Baudrillard. Me convence más Lyotard en casi todos los sentidos, pero hay que reconocer que los conceptos de simulacro e hiperrealidad del bueno de Baudrillard no tienen desperdicio.
"Corre, rocker" fue, ante todo, una autobiografía entendida como simulacro (el escritor sabe que la mejor manera de hacerlo es contar su vida como la mejor de las
novelas) y este último libro no es un estudio histórico al uso, sino también un
simulacro de esas formas convencionales a través del "yo". Es un camino muy
divertido para seguir explorando y puede que una estrategia astuta a la
vista de la orientación (inquietantemente comercial) que está tomando en los
últimos años el mercado editorial. Cualquiera de esos ingredientes se encuentra ya incluso en las canciones que escribía de joven. Supongo que, en el fondo, sucede porque decidí un día intentar ganarme la vida escribiendo, incluso bajo la forma más impensada, y hasta la fecha he salido adelante.

P-Hablemos de tu definición del rock en "Limusinas y estrellas": expresión
artística primaria, aunque industrializada, de la cultura popular
inicialmente americana canonizada 10 años después de la 2ª Guerra Mundial,
pero cuyos orígenes podemos rastrear ya en el blues, sobre todo, y otras
músicas populares afro-americanas y blancas (el swing). Más que de rock,
hablas de rhythm and blues.

R-Me parece que la definición es más tuya que mía, pero perfectamente podía tener cabida así en "Limusinas y estrellas". Sólo un matiz a añadir y es el tema económico: el rhythm and blues era todo un éxito de ventas entre los negros y alguien sagaz se dio cuenta de que, con sólo cambiarle el nombre, podía serlo en ambos campos, entre los negros y también entre los blancos y recaudar el doble. Y a fe mía que tuvo razón.

P-Pienso que uno de los aciertos del libro es el relato de los trasvases
musicales y sociales del rock entre USA y Reino Unido, y por extensión el
continente europeo.

R-Esos viajes de ida y vuelta -pasados, presentes y futuros- son la savia de
cualquier arte popular que nos pueda divertir sin pedanterías, ni
exhibiciones de virtuosismo técnico para mentes impresionables. The Clash
querían hacer reggae y, como no les salía, obtuvieron un híbrido extraño que
fue nuevo y emocionante. A The Rolling Stones les sucedió lo mismo con el
blues y el country. El híbrido y la incapacidad temperamental son el
verdadero motor de la música popular. En ese campo, desconfiemos de las fotocopias y confiemos en los simulacros y las representaciones. Parodiando el lenguaje publicitario podríamos decir: no se deje engañar por imitaciones, déjese
engañar por el original.

P-Del rock americano parece que te interesa sobre todo cómo el río musical
de la América profunda confluye en el delta del rock´n´roll primigenio: Bill
Haley, Chuck Berry.

R-Oh, bueno, me interesan muchas cosas más; pero es verdad que el País Bayou
me resulta muy simpático. Contra la opinión de Salvador Dalí, sospecho que
el centro del mundo del siglo pasado no estaba bajo la estación de Perpiñán
sino en el subsuelo de Nueva Orleans. Creo que a Willy DeVille le gustaría
la idea, claro que Mr. DeVille y yo empezamos a ser un par de respetables
momias.

P-Es curioso que durante los 60 también fue otro negro, Jimi Hendrix, el que
sacó el máximo partido al rock del momento, como en los 50 había hecho
Berry.

R-Es lógico. Tenía hambre. Un escritor con boina, que gustaba de hacerse
pasar por campesino, dijo una vez que el talento no es otra cosa que el vigor
al servicio de una obsesión. No tengo nada contra los análisis sociológicos,
filosóficos, psicológicos e incluso teológicos pero cuando pasan por delante
del económico me hacen pensar que algunas veces lo que pretenden es que no
se preste demasiada atención a la verdadera relevancia que tiene éste
último. No mezclemos el racismo inverso en todo esto. Hendrix aún conmueve,
pero ahí andaban también los primeros singles de los Stones y las canciones
de los maravillosos Kinks.

P-Cuando te detienes en los años 80, mencionas algo que no había oído nunca:
el sueño de un rock europeo que no pudo ser. ¿Era algo consciente entre los
grupos de entonces?

R-En la nochevieja del año 84 u 85 -no recuerdo exactamente- los segundos
canales de todas las televisiones de la (hoy) Unión Europea conectaron en
directo y ofrecieron un programa durante toda la noche donde cada emisora
presentaba a dos de los grupos de rock de su país. Desde España, salimos nosotros y Alaska y Dinarama, creo recordar. En aquel programa recuerdo que descubrí a los Hanoi Rocks suecos. No sé por dónde andará Mike Monroe y si estará vivo, pero por supuesto que fue algo consciente, sólo que minoritario y condenado a la derrota ante la marea de vulgaridad multinacional que se avecinaba. Es interesante ver la película "Cha Cha" (1979) de Herbert Curiel para entenderlo. Era una locura. No podíamos ganar de ninguna de las maneras. Uno de los momentos más tristes de "Limusinas y estrellas" fue enterarme, cuando el libro estaba ya a la venta, de que Herman Brood, uno de los protagonistas del film, singular pianista y compositor, se había suicidado saltando desde el tejado de un hotel de Amsterdam.

P-Así pues, quienes escuchábamos ensimismados o extasiados a Loquillo y
Trogloditas y otros grupos de entonces estábamos escuchando el canto del
cisne de una cierta forma de hacer rock que todavía pensaba cambiar el
estado de cosas. Hoy, quien se acerca con esta ilusión al FIB y demás
megaconciertos sale un poco decepcionado.

R-Soy inmune a ese tipo de temblores y decepciones. Ese desen-canto del
cisne no es en absoluto malo; de hecho, lo más estimulante es comprobar que,
a su manera, consistió en portal e índice de todas las actuales páginas de
internet, mundo muy divertido intelectualmente, del que vale la pena disfrutar siempre que se pueda. Los blogs de hoy serían imposibles sin las ilusiones de ayer. Yo, estrictamente, en el libro, de lo que hablo es de la formalización y la
clausura de un tipo de mitología que continuará todo el tiempo que se quiera
como tradición, lo cual tampoco es malo. El FIB, los megaconciertos y los minigrupos tendrán su propia capacidad simbólica y semántica. Luego vendrán otras. Sólo puedo esbozar un consejo: confiar en los propios gustos. Persistir. Formarlos. Argumentarlos. No aceptar algo que no nos gusta sólo por miedo a dejar de ser modernos. Ser moderno es un concepto más que relativo cuando estás muerto y yo he estado casi muerto. Sólo el veredicto del tiempo dirá cual tradición resulta más sólida.

P-Pero es que demasiado a menudo, como indicas en el libro, ni siquiera los
nuevos grupos reconocen la tradición, aunque alguno hay que reivindica a los
MC5. Ocurre también que las viejas glorias, como nuestro querídísimo Eric
Burdon, se contentan con opinar desde su soleado retiro contra los lugares
de la América profunda donde paradójicamente todavía están saliendo grupos
que se plantean cosas como obligar al manager a no fijar precios caros a las
entradas de los conciertos, etc.

R-Con toda sinceridad, el futuro que vaya a seguir el rock me importa un
soberano rábano. A mí lo que me preocuparía es que no se me permitiera
escuchar a MC5, Eric Burdon o Lou Reed, o que no hubieran existido por
diversas circunstancias los clásicos, o que Herman Brood hubiera sido
asesinado y no suicidado (no, no da igual, aunque pueda pensar así algún
demagogo) o que a mí me prohibieran tocarlo con mi guitarra. Del resto hay
que dejar que se ocupen los jóvenes talentos, confiar en ellos y no ponerles
zancadillas. Y también ser implacables con ellos cuando arrugan la nariz y
se comportan como señoritas melindrosas.

P-En fin, en "Limusinas y estrellas" te muestras un poco más crítico, sobre
todo con lo que tildas de "pésimo optimismo" que sirve para "justificar la
propia existencia más allá de cualquier necesidad objetiva" de los grupos de
rock actuales, en general.

R-El futuro siempre es incierto y nunca me he molestado en creer en la
astrología o los ovnis. Así que no cuentes conmigo para los pronósticos. Ni
siquiera sé cómo rellenar una quiniela. Ahora bien, lo que sí sé es que el
futuro lo construyen los hombres. Se trata tan sólo de aprovechar al máximo las herramientas que tenemos y no disimular ni quejarse tanto. La necesidad objetiva puede justipreciarse, pero no del todo, mirando el número de ventas. Ahora bien, ese panorama puede cambiarse insistiendo y rechazando las modas al uso. Así que, de ese "fin de la historia" del que hablaba el sobrevaloradísimo Francis Fukuyama nada, monada. Quizás lo que nos cuesta aceptar es que somos más perezosos, ignorantes y autoindulgentes de lo que queremos creer.

P-Sea como sea, tú has sido el mejor cronista de la Barcelona ante-olímpica,
además de anti-franquista y anti-catalanista a la vez. Todo aquello se fue
más o menos al garete.

R-Bueno, es el precio que hay que pagar por pensar de izquierdas sin ser progre. Con franqueza, no veo que haya motivos para creer en el progreso; especialmente en el progreso moral que es el que importa. Pero eso no obsta para que no desee un mejor reparto de la riqueza. Nunca he entendido qué extraña operación obliga, en el ideario progre, a que ambas cosas deban caminar juntas. Supongo que es una secuela del inacabado proyecto de la Ilustración. Ya sabes, el buen salvaje de Rosseau y todas esas patrañas. El pacifismo, el buenismo progre es un estereotipo pesadísimo y, digámoslo francamente, algo cursi, que hace sentirse al votante mejor de lo que es moralmente. Aunque es bastante inofensivo, si bien muy popular. Y rentable. No me extraña que los candidatos tiñan sus ideas aunque sea levemente con ese talante. Quiero decir con ello que, a pesar de ese irritante fenómeno que ha impregnado a las sociedades asustadas, no creo que muchos de nuestros artistas hicieran una cosa muy diferente a la que están haciendo. Y no me refiero a los “no a la guerra” sino a una producción artística farisea, afectada y superficial. Es más, creo que si se lo permitieran o les pagaran mejor, harían aún más de lo mismo. Creen, ingenuamente, que lo malo se despeña por sí solo a la larga. Es una idea que emana de nuestra educación católica y de la comodidad asustadiza. El pacifismo y el buenismo se basan en gran medida en esta convicción. Luego, lo que sucede en verdad es que para pelear hay que degradarse.

P-Me ha gustado mucho una frase del libro: "...nadie quiere ser adolescente.
Lo que se ama es la añoranza de la adolescencia".

R-Exacto. No tengo nada que añadir, salvo que la frase me parece demasiado
buena para mí. Lo más probable es que la leyera por ahí. Leo demasiado.
Robo sin complejos.

P-En "Corre, rocker" dices: "Escribo desde la prevención, nunca desde el
arrepentimiento". Alguien como tú, que con veintipocos años era yonqui,
¿cómo ve el espinoso asunto de las drogas hoy?

R-Las drogas, en lo que al arte afecta, son una bobada sin importancia. No así en lo que a la salud se refiere. Puedo decirlo con conocimiento de causa porque las he probado todas y no precisamente con prudencia. Sólo sirven para calmar el dolor de estar vivo, pero le quitan fuerzas y tiempo al cuerpo y al cerebro. Y, si quieres hacer algo con arte, va a ser tan duro en los tiempos actuales que necesitas todo tu cuerpo y cerebro para vencer las inercias del mercado. Ni aún así, tienes garantizado que te vayas a salir con la tuya. Visto de esa manera, las drogas resultan tan estúpidas e inservibles que no vale la pena perder el tiempo con ellas. Son como la gasolina para los coches -una sencilla gradación entre alimento, medicina, droga y veneno- y no vamos a perder el tiempo con consideraciones sobre la Repsol o la Elf, ¿No? Eso sí, importantísimo mantenerlas alejadas de cualquier rasgo depresivo o abandono narcisista. Inmovilizan.

P-La ausencia que quizá sí encuentro en "Limusinas y estrellas" es la de Sonic
Youth, grupo que explica todo el indie-rock de los 90, aunque quizás, ay,
también su falta de proyección.

R-Sí. Y fue una ausencia voluntaria por las razones que acabas de decir. Al formarme en los 80 posmodernos, creo que ese fenómeno paradójico, ese cul de sac del rock de los noventa debería ser explicado por sus propios protagonistas. A ver qué maña se dan para hacerlo, en caso de que lo intenten sin reconocer la clausura del mito. Además, hubiera tenido que decir que tanto Sonic Youth como The Jesus and Mary Chain no fueron más que una copia del osado experimento que intentaron The Velvet Underground muchos años antes. Y me sabía mal hacerle eso a un par de grupos por los que conservo simpatía. Hay tanto cabrón filisteo suelto que malgastar balas con ellos me hubiera parecido como hacer bajas con fuego amigo.

P-Y ya para acabar: ¿qué pasó con Loquillo y Trogloditas en Hispanoamérica?

R-Es una puñeta tener que estar siempre explicándose, generación tras
generación, y comprobar que únicamente la acumulación de información dentro
de muchos años dará perspectiva sobre nuestro trabajo. Nuestra suerte en Hispanoamérica fue muy minoritaria. Conservo el contacto todavía con seguidores de diferentes países de Latinoamérica que jamás llegaron a vernos en vivo. Los 80 fueron una época muy complicada por aquellas latitudes y nosotros éramos, creo que junto a Los Ilegales, uno de los grupos más hirientes y con más desfachatez callejera: Verdaderamente, la pesadilla de un suegro militar. Así que imagínate.

¡Siempre libre, Sabino! Johnny, recuérdanos...

XIMO BROTONS

"Corre, rocker. Crónica personal de los ochenta" , Sabino Méndez, Espasa,
Madrid, 2000
"Limusinas y estrellas. Medio siglo de rock, 1954-2004", Sabino Méndez,
Espasa, Madrid, 2004"

12 comentarios

Jordan Trunner -

Thanks so very much for posting these, they are excellent! So bummed I missed what looks like a truly unique evening.

Sala BeCool -

CONCIERTO en Sala BeCool:

Sábado 17 Noviembre 2007

lorena -

Ale!!Por las felitaciones "unidas"!! A ver qué se te ocurre escribir de esto Ximo...
Saludos Sergio! espero que te estén cuidando bien los catalanes y las catalanas...ji,ji!!

procopio -

hostias, sergio, estás en las opos. ¿Ya has visto qué van a hacer con la filosofía en la nueva Loe? Hijos de p...

sergio -

Hola Ximo,hola Lorena!!! Me uno desde Barcelona(deunidó, o com es diga nen) a tantas felicitaciones.

procopio -

ya ves, Lorena... Pero todo es mérito de Sabino Méndez. Tengo un par de fotos con él; a ver si algún día puedo publicarlas.

lorena -

Jo Ximo!!!Cuántos fans!!!

Al59 -

Rhythm —gr. rhythmós.

Madreña -

Gracias, entrevista que me sube la moral!!

Al59 -

Le falta un corrector ortográfico (¿Hemdrix? ¿Rythm?) —por lo demás, un regalo perfecto. Gracias.

nodigakempesdigagol -

Genial procopio.Felicidades.

lorena -

Hey Ximo!! Muy divertidooooo, pero por favor, ¿cómo no nombras a Nick Cave que desde los 80s está dando sangreee?Bueno, ya te grabo cosas de este oscuro personaje...estoy "obsesionada" con él. A ver si me puedo conectar otro día más tranquila y con más tiempo...estoy en un locutorio y me desconcentra LA ONU... Venga, venga escribeeeee escritorrrrr