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procopio: café filosófico

Un presidente anticonstitucional y antieconómico

Se suceden las semanas y los meses y el disparate va creciendo. El PP ha recuperado en buena lid el gobierno de Galicia y se dispone a apoyar al Psoe vasco para lograr una alternancia política en una situación anómala, con terrorismo incluido, una vez que no ha prosperado la vía de Estella y la reedición de Galeusca iniciada en 1995. Aun así, ahí está toda la legislación nacionalista, excluyente, meramente anticonstitucional, a la que el Psoe, con Rodríguez Zapatero, y aun antes de forma más tibia con González, ha dado su aprobación. Donde sí ha prosperado completamente es en Cataluña, no solo la legislación, sino todo un Estatuto exclusivamente nacionalista, explícitamente extra-constitucional, con el apoyo del Psoe de ZP y apenas el rechazo inconsecuente de algunos socialistas, entre ellos, según se dice, del mismo González. Los Estatutos nuevos de Andalucía, Comunidad Valenciana y Aragón no son desde luego tampoco impecables, pero se pueden arreglar. ¿Qué hacer sin embargo con la vía emprendida en Cataluña, que por supuesto va a ser refrendada en lo político por esa conciencia del Estado separado del pueblo y aun de la Constitución del 78 que es el muy desprestigiado Tribunal Constitucional? Una nueva mayoría social y política podría establecer una nueva legislación electoral, y corregir constitucionalmente lo que afecta a la Constitución. Incluyo en esto la política linguística, educativa y cultural, es decir, la política, del gobierno de Cataluña, que tiene una nueva ley básica sin haber pasado por una alternativa real de gobierno. Una política rechazada por la Unión Europea. Pero en este caso ni lo que diga Bruselas parece ser suficiente para revertir esta situación. De modo que el caso gravísimo del Estatuto de Cataluña, en forma y en contenido, seguiría en el aire, como responsabilidad última del Psoe de ZP y sus ministros.

Pero esta segunda legislatura del Psoe de Rodríguez Zapatero ha venido a añadir una segunda falta de gravedad extrema. Mientras hubo continuidad con la política económica del anterior gobierno del PP de Aznar, el paro llegó a bajar del 11% al 8% y se superó o al menos igualó en PIB a Italia (otra cosa es lo que ya venía indicando el dato del poder adquisitivo real). Rodríguez Zapatero soltaba entonces las sandeces que ahora suelta en otra dirección, pero parecía que íbamos a ser los nuevos EEUU, pero de los tiempos de la Confederación, eso sí. Se podría elaborar un álbum con las declaraciones ministeriales sobre lo que iba a pasar y lo que estaba pasando realmente. El paro ha subido en poco más de un año 10 puntos, muy por encima de la media occidental mundial, y estamos al borde de una deflación: es decir, no es que la producción esté hinchada (y por tanto se requiera una expansión de la demanda), es que no hay producción (lo que significa que el requerimiento va dirigido al ahorro y a la inversión). La política económica del Psoe, con Solbes a la cabeza, consistió en no hacer nada en el sistema productivo; ninguna reforma de base. Es más, aumentaron las trabas al comercio y a la libertad, salvo a los bancos, eso sí, que aun aguantan gracias a medidas tomadas anteriormente por el PP. La demagogia ideológica, el relato de política-ficción de los gobiernos de Rodríguez Zapatero han chocado finalmente con lo que no admite manipulación, porque es el principio de toda posibilidad, incluida la de manipular, sea en el sentido que sea. La economía. Han acabado mal que bien cosas que vienen del PP, como lo del Ave, y por lo demás han repartido el dinero tontamente, sin mínimos análisis de rentabilidad, en una especie de apocalipsis supuestamente de gozo y de fortuna que ha puesto nuevamente en serio entredicho nuestro porvenir. Ni tan solo las reformas de tipo social -en especial me refiero a la educación- se han hecho con el tan cacareado consenso y con vistas a un progreso común real.

Un presidente anticonstitucional y antieconómico. Lo contrario que Lincoln. Lo contrario que FD Roosevelt. Lo contrario, juntamente, que Reagan, el más grande presidente norteamericano del muy conflictivo siglo XX, quien es por supuesto el que tiene la culpa de todo, después de McKinley y la guerra de Cuba.

Lo mío con este gobierno antieconómico y anticonstitucional no es una cuestión personal, aunque también. No he ido a la Unam de México ni he publicado con letras mayúsculas en "Archipiélago". El acoso profesional que sufrimos algunos, no lo debo mencionar otra vez. Pero esto a quién le importa. Solo que forma parte de la pérdida absoluta de libertad, de oportunidades, de una mínima honradez y seriedad profesional en la vida pública española. La pérdida de la esperanza y la fe en otras personas, ahora que se hablará tanto de esto. Faltos de realismo, hemos perdido los ideales auténticos de la democracia.

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