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procopio: café filosófico

Nota: "Sobre guetos" (inédita)

Esta nota es una hipotética respuesta a una carta al director que leí hace un tiempo. Contesta el mito de la creación de guetos que supondría reconocer el bilingüismo realmente existente en Cataluña. Reconocimiento legalmente obligado, pero que desde el principio, y de menos a más, el Gobierno autonómico y todos los municipios se han ido saltando a la torera con argumentos tan peregrinos como los que trato, escuetamente, de rebatir.

La Generalidad es el gueto: lo demás es apartheid institucional, y todos sabemos lo importante que son las instituciones en el "modelo social europeo"...

"Sobre guetos"

En referencia a la carta de XXX me gustaría recordar que el argumento del gueto lingüístico ya fue utilizado en su día para aprobar la ley de normalización de 1983, aquella que vino acompañada del plano dibujo de una muchacha llamada Norma que nada tenía que envidiar a Naranjito y compañía. Esa ley cumplió un cometido inaplazable: hacer viable el conocimiento de y la expresión pública en catalán. Pero también sembró el germen de lo que vino después.

Solo por poner un ejemplo. En mi escuela, fundada clandestinamente en 1968, escuela-cooperativa donde se enseñaba en catalán, el castellano era una lengua totalmente presente en varias asignaturas y allí Machado o Cela no eran extraños, sino casi diría que los padres espirituales de la misma, y eso que la Directora era un señora, cómo decirlo, muy ¿sagarriana? En mi instituto, público, la educación era bilingüe casi al 50%: tuve profesores de Sevilla, Zaragoza, Valladolid, Pamplona, y algún valenciano. Cuando, a principios de los 90, mi generación entró en la universidad, todos los programas, los títulos de las asignaturas, los paneles, etc., ya estaban escritos únicamente en catalán. A los profesores, todos lo sabemos, se les sugería utilizarlo en clase. La cacofonía estaba asegurada. La UPF declaró en sus estatutos lengua oficial única de la universidad al catalán. La ideología nacionalista, progre-nacionalista a la vez, que se había ido fraguando en los 8o, había por fin cuajado ante el pasmo de unos cuantos, servidor incluido.

Lo mismo ocurre en los pueblos y en las ciudades y, por supuesto, en la Administración de la Generalitat. Después vino la ley de 1997, que no hizo sino dar más peso legal a lo que XXX llama “dinámica lingüística normal”. Esa dinámica normal es en realidad el verdadero gueto que no se corresponde con el bilingüismo social realmente existente en Cataluña que todos tenemos derecho a ver igualmente institucionalizado.

Lo último es que han creado una especie de oficinas de delación, a las que siguiendo propiamente la Norma llaman de "garantías".

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