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procopio: café filosófico

Otro Clásico en el bar

El día pintaba plácido. Este sábado no venía la chica de la limpieza y tuve toda la mañana libre. Escribí un rato. Un par de recados. Después de comer, a eso de las dos del mediodía, fútbol inglés. Vi un par de partidos con finales emocionantes. Este año parece que el Chelsea de Mourinho se lleva la Premier de calle, pero hoy juega en Manchester contra el United y ahí se verá. Luego ya se hicieron las seis de la tarde, y a pesar de tener el Plus, este Clásico lo daban en uno de los canales que no poseo, de modo que, una vez más, tuve que bajar al bar para presenciarlo.

En el bar había un gran gentío. El partido estaba puesto en el canal GolT, que no tiene la misma calidad de imagen que el Plus, pero que acaso es más futbolero si cabe. Empezó el partido. La parroquia culé quedó muy contenta con el primer gol de Neymar a los cuatro minutos. El Barça dominaba y se le veía muy suelto, aunque el Madrid llegaba con cierta facilidad al área azulgrana, si bien con poca cabeza. Así transcurrió poco más o menos la primera media hora, en la que el Barça perdonó el 0-2. Y quizá la Liga. De haber ganado el partido se hubiese colocado con siete puntos de ventaja frente a su eterno rival. Pero Casillas detuvo el remate demasiado leve del genial Messi. Poco después, en una jugada sin aparente elaboración, el Madrid volvió a plantarse en el área del FC Barcelona y Piqué midió mal los espacios, sacó el brazo donde no debía y la pelota lanzada por el lateral izquierdo blanco rebotó en el mismo. Penalti. Cristiano Ronaldo no falló y puso el empate a uno en el marcador. Tablas. Alegría momentánea en la parroquia merengue.

El partido volvía a su punto inicial. El Real Madrid había salvado un match ball de campeonato, nunca mejor dicho, y veía el empate con mayor optimismo que el Barça, quizá un poco superior en esta primera parte, pero por eso mismo quizá un poco más preocupado porque el resultado estaba igual que al empezar el gran encuentro de todos las temporadas. Fútbol había habido, pero tampoco demasiado. Las espadas en alto y todo por resolverse en la segunda parte.

Y la segunda parte fue del Real Madrid. Salió más metido, más enérgico, más convencido. En un robo en el centro del campo provocó un córner y del córner botado por Kroos vino el gol en un cabezazo tremendo del central Pepe que ponía en ventaja a los blancos 2 a 1. La hinchada de Chamartín enloqueció. Por primera vez veía la victoria al alcance. La victoria suponía ponerse a un solo punto del Barça, líder todavía hoy, en la tabla de clasificación. Pero sobre todo suponía seguir vivo y de qué manera: con orgullo, con vigor, con juego. Porque aunque sin demasiada elaboración, cada contra del Madrid era un peligro. Ya el año pasado dio una lección en este sentido en los grandes partidos de la temporada, la final de la Copa del Rey, o en los cruces decisivos, especialmente las semifinales contra el poderoso Bayern de Munich, de la Champions. 

Y así, en un córner mal botado por el Barça, llegó el tercero del Madrid, que de algún modo sentenciaba el choque poniendo una distancia insalvable para los culés. Los madridistas del bar vibraban. Los culés, bajaron la cabeza enfadados. Cómo es posible que una acción ofensiva a favor se transforme en una contra ganada por el joven medio Isco Alarcón y acabe en gol en contra de un buen Benzema es una pregunta que quizá no puedan responder en un equipo de primerísima élite como el FC Barcelona. Que aprendan ellos, decía el expresidente culé Laporta. Pues quizá la respuesta es que han aprendido. Fue un gol bello, en una jugada desgraciada.

A partir de entonces, el Real Madrid empezó a tocar. Me gustó mucho la salida de Modric, un jugador que no es una superestrella, pero que tiene gestos de verdadero nivel. El Barça se hundió miserablemente. El partido, salvo por un chut del lateral izquierdo culé Mathieu, estaba para otro gol madridista. Hubiese llegado si los fabulosos delanteros blancos hubiesen culminado alguna de las varias contras de que dispusieron. Pero el partido ya estaba finiquitado. Resultado final, 3-1 para el Real Madrid.

¿Cuáles fueron las claves del match? Pues a mi modo de ver, la estrategia de Luis Enrique Martínez, el entrenador azulgrana. Se equivocó Luis Enrique poniendo como titulares a Xavi Hernández y Piqué. El Barça se pareció más al ajado equipo del curso pasado que al renovado conjunto de este inicio de liga. Xavi es una leyenda viva del fútbol mundial, pero ya no está para noventa minutos contra un grande. De tal modo que Luis Enrique lo cambió por Rakitic, el flamante fichaje estival en Can Barça. Ese cambio tendría que haberse producido de inicio. Luego está el caso de Piqué. Si no estaba jugando con asiduidad, por qué ponerlo de titular en un partido que sí era trascendental. Así, Mathieu pasó al lateral y Alba, indiscutible en la selección, al banquillo. El Barça perdió velocidad por las bandas. Si a eso le añades un partido discreto de Iniesta, es muy difícil sacar algo positivo del Bernabéu.

No es que, a mi modo de ver, el Real Madrid hiciera un partidazo. Su triunfo fue más bien tranquilo, hasta fácil. No se vino abajo con el 0-1, siguió percutiendo, aguantó cuando estuvo contras las cuerdas, y acabó obteniendo su recompensa. Mucha calidad, eso sí. Pero jugar al fútbol, creo que puede hacerlo mejor. De todas formas se planta a solo un punto del líder con ventaja moral. De momento, tras su mal inicio liguero, no es poco. 

Esto fue el Clásico que este otoño nos depararon Real Madrid y FC Barcelona. Una vez más al calor del amor en un bar, como cantaba Gabinete Caligari. No fue el más tenso, ni el más emocionante, ni el más grande de los Clásicos, pero significó mucho: el Real Madrid se postula tras ganar el año pasado la Champions como favorito para ganar este año la Liga. Sí, queda la vuelta en el Camp Nou, pero el vigor del juego blanco hizo añicos no solo el decreciente juego azulgrana sino también sus reservas anímicas. Iremos viendo lo que pasa.

El Barça deberá volver a su versión renovada, con Rakitic como titular y Mathieu como central. Serán decisiones difíciles, pero imprescindibles si pretende seguir siendo líder hasta el final. Soy escéptico sobre esta posibilidad. En Chamartín te montan un circo y en Can Barça una independencia, y así es más complicado hacer las cosas bien hechas. El Real Madrid, sin hacer mucho, está lanzado. Pero queda un largo trecho. Otro Clásico volverá, y bajaré al bar, y estaré entre la gente y celebraremos el fútbol porque nos gusta y nos divierte.

 

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