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procopio: café filosófico

Es solo balonmano

"It´s only rock´n´roll, but I like it", cantaban The Rolling Stones. Cuando pienso en lo poco que me gusta el balonmano, cuando pienso en lo mucho que en cambio gusta a mucha gente, entonces me digo: es solo balonmano.

Sobre todo en Escandinavia y en Alemania el balonmano es deporte nacional. Pabellones de veinte mil espectadores llenos a rebosar, equipos potentísimos en las finales a cuatro de la Copa de Europa, etc. En España, no tenemos algo así pero el balonamno es, en cambio, dicen, el tercer deporte tras el fútbol y el baloncesto.

Dos Mundiales, tres bronces olímpicos -les falta la final olímpica-, varias medallas en europeos. Este es el bagaje de la selección española de balonmano. Recuerdo el primer mundial, el de 2005, la final contra Croacia. Yo empezaba a ejercer como profesor de filosofía en Castellón y también empezaba la Edad de Oro de las selecciones nacionales, si bien la Copa Davis de tenis ya se había ganado por primera vez antes de esa fecha.

Mi relación con el balonmano es distante. No es un deporte que me apasione. La Liga ASOBAL, apenas la sigo. Estoy más cerca del turf que del balonmano, y ya es decir, porque he estado una sola vez en las carreras de caballos.

Sin embargo, el balonmano ha estado cerca de mí más veces de las que parece. Mi íntimo amigo Carlos Giró se dedicaba como federado al balonmano. En el instituto practicábamos handball en las clases de gimnasia, y una de las clases de primero de BUP estaba formada por chicos que jugaban al balonmano. Estuve a un tris de estudiar con ellos, porque hacían francés, y como yo el inglés lo tenía en clases particulares por las tardes, mi madre quiso apuntarme a francés en el instituto. Pero al final me quedé en el grupo de primero de BUP que me había tocado inicialmente en suerte, de modo que no tuve como colegas de pupitre a aquellos muchachos conocidos por dedicarse al balonmano.

En mi pueblo, el balonmano es el típico deporte base. Hay cierta afición. Pero es en Alicante donde en verdad es religión. El Calpisa de Alicante fue un club que disputó la Copa de Europa, partiendo del histórico Obras del Puerto. En el instituto de Elche donde tengo la plaza definitiva conocí a un exjugador del Calpisa de aquella época de finales de los años 70. Era y supongo que seguirá siendo el profesor de educación física. Un hombretón ancho de espaldas y alto aunque no demasiado, un prototipo de handballista. ¡Papitu!, le llamé yo alguna vez. En Cataluña, así como el baloncesto es religión en Badalona, el hockey sobre hierba en Terrassa, el waterpolo y el hockey sobre patines en distintas localidades, el balonmano lo es en Granollers. Me alegra que hoy en día el Granollers vuelva a estar arriba en la élite.

Pero el gran dominador de la liga nacional de balonmano no es otro que la sección de handball del FC Barcelona. Y no solo de la liga nacional, sino también de la europea. El Barça es el club con más copas de Europa del viejo continente. Valero Rivera se lamentaba que, a diferencia del baloncesto, no hubiera sección de balonmano en el Real Madrid, y de que por tanto la rivalidad Barça-Madrid no existiera en el deporte de la mano y la pelota. Muchas veces esa falta de rivalidad le ha quitado protagonismo mediático a la competición. 

Existía la sección del Atlético de Madrid, que era el equipo que más simpatías me generaba. Recientemente hubo un conato de revivirla, pero ha vuelto a desaparecer. Pretendío ser la continuidad del gran Ciudad Real, que tiene tres EHF Champions League, esto es, copas de Europa. Pero desapareció también como desaparecieron los viajeros del fantasmal aeropuerto de Ciudad Real, llevados por la Gran Recesión económica. Así sobreviven mal que bien históricos lugares del balonmano nacional como León, Valladolid, Santander y Pamplona.

Del viejo Atlético de Madrid de balonmano me quedo con el portero, el mítico Lorenzo Rico. ¡Esos pantalones verdes, si no recuerdo mal! De la escena actual internacional, pues Francia, con Karabatic y Omeyer al frente, qué poderío. Y en los años 90, Rusia y Suecia, qué partidos de alta tensión, qué disparos lejanos. Es solo deporte, pero me gusta. 

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