Blogia
procopio: café filosófico

Trash-Basura

Hace unos años leí el libro del profesor de filosofía de la UCM Fernández Liria titulado "Geometría y tragedia. El uso público de la palabra en la sociedad moderna", editado lamentablemente en una editorial terrorista, no en el sentido figurado, sino en el sentido de que es propiedad del dramatarugo -acéptese la broma- Alfonso Sastre y Eva Forest, reconocidos proetarras. Tenía algunas referencias de tal profesor por un libro suyo, "El materialismo", cuya reseña había leido en la revista "Archipiélago". El título del libro que leí sin duda me llevó a comprarlo, pese a la editorial que lo publicaba, puesto que es el tema esencial que había abordado en mi tesis "Idea trágica de la democracia", que, como ya he sostenido medio en broma en alguna ocasión, podría titularse, al modo spinoziano, "Democracia demostrada según el orden cuántico" o algo así.

El libro de Fernández Liria lo leí entero, y ahora lo he vuelto a releer por encima para, tras extraer algún apunte, tirarlo de una vez a la basura. Me limitaré ahora a criticar todos los puntos en que se equivoca el profesor Fernández Liria.

En primer lugar, el profesor Fernández Liria no lleva a cabo ningún análisis, digamos ontológico y científico, del tiempo y de la eternidad, cuestión clave en los lamentos y deseos del autor. Tampoco lleva a cabo ningún análisis de la idea de razón que maneja, y esto que digo puede sorprender a quienes hayan leido el libro, pues todo él se supone que es un análisis de las aporías de la razón y de sus consecuencias, entre ellas fundamentalmente los derechos del hombre y los problemas sociopolíticos de los dos o tres últimos siglos. Pero en realidad no hay ningún análisis serio de la "razón", limitándose el autor a manejar en el mejor de los casos la crítica kantiana, y sus aporías. El autor olvida los análisis sobre la razón y la sensibilidad de toda la tradición británica y estadounidense, y tampoco parece atreverse a plantear él mismo una idea consistente de razón, como en cambio yo sí hice en mi tesis "Idea trágica de la democracia". Por supuesto que esto tiene que ver con los problemas con los que finaliza -y empieza- su libro, que son los de la salud, la ética, y de hecho el conocimiento -aunque aquí el autor, kantianamente, aborda todo el asunto desde la perspectiva de una antropología como ciencia total que por lo demás tampoco parece convencerle ni a él mismo. En contra de lo que sostiene el profesor Fernández Liria, la clave de bóveda filosófica sigue siendo el correcto planteamiento de una "teoría del conocimiento" que sea a su vez una "ética", todo lo demás se dará por añadidura, en el bien entendido de que, en efecto, no hay una "teoría del conocimiento", o del pensamiento-conocimiento, en el sentido de una teoría científica. Sin embargo, esto no es razón para abandonarse perezosamente a las imposturas en que desemboca un kantismo por lo demás mal digerido.

No solo no hay ningún análisis de este tipo en este libro sino que dudo de que lo haya en su libro "El materialismo" por las notas del mismo que aparecen en este. Pero en todo caso el autor se equivoca incluso en su trabajo etnográfico de campo. Resulta que la enfermedad de la tribu india que visita en Chiapas no es debido sino a los propios visitadores de su laya; es decir, que la expulsión, la distorsión, la enfermedad, el mal lenguaje, etc., que afectan a un grupo de indios de Chiapas los provocó el supuesto salvador de tales indios, el conocido subcomandante Marcos. Aparte de este importante desliz, el trabajo de campo resulta de interés en los textos en que se registran las palabras de los propios indios, interés tanto lingüístico como antropológico, pero solo tangencialmente filosófico.

En segundo lugar hay un error no menos importante en el segundo capítulo, error muy frecuente en la filosofía universitaria española, y es el de considerar que el ágora se crea a instancias de la Academia, a su imagen y semejanza (pervirtiendo por lo demás a la propia academia), esto es, que la filosofía y la democracia empiezan con Platón (y aquí está, es bien claro, el problema y las aporías a las que se da hasta la estupidez, pues la filosofía o una parte de ella puede que recomenzara con Platón hasta que se dio cuenta de que no, de que no hacía filosofía, y solo después la hizo, eso sí, en gran manera, su discípulo Aristóteles, pero desde luego con Platón no empieza la democracia ni se da nunca cuenta de lo que significa la democracia). Este error recorre por lo demás todos sus análisis histórico-filosóficos sobre la política y el totalitarismo contemporáneos que vienen a darle su parte de razón a Popper cuando indicó que la filosofía supuestamente política de Platón era un antecedente histórico del totalitarismo. A la pregunta arendtiana, vamos a decir, de qué queda cuando la política se ha ocupado de lo político, no hay que contestar, únicamente, "la guerra", sino: la guerra, por supuesto, pero además precisamente lo social que tiende nuevamente a lo político, y no, como hace este profesor, deseando, en una especie de petición de principio, que la política se ocupe de lo social. Desde luego no parece esta última la mejor manera de salir de la infancia precisamente, y sí de desembocar integralmente en la "subnormalidad". Con este análisis me ahorro gastar ni un solo insulto a la defensa del comunismo soviético que el autor realiza antes y después de sostener muy humanitariamente que el Gulag y Auswitz son dos crímenes terribles y bla, bla, bla. Simplemente diré una cosa sobre el liberalismo económico en aras de cuya crítica el autor se coloca, pese a todo, muy dignamente en favor del Gulag y en contra de Auswitz. No es que me coloque yo, como el autor supone, en favor de Auswitz, es que lo que el autor debería saber, porque de hecho es lo que llega a escribir o casi a descubrir, es que Auswitz es solo un residuo del Gulag: cuando se "educa hasta la muerte", qué mejor que empezar por el principio, matando. El Gulag es el principio, Auswitz solo la consecuencia pasada por Mussolini (el Estado siempre tiene razón: a esto llama el autor, ya en delirio, "uso público de la palabra" y "enorme espacio político liberado" cuando se refiere respectivamente a la Universidad -y educación secundaria- estatal y a la Urss). Una vez más, el autor se mueve en un marco reducido de Revolución Francesa e Idealismo alemán, sin analizar para nada la tradición, asimismo revolucionaria, de Inglaterra y EEUU, entre otros países o lugares. No es que el autor acertara al manejar estas tradiciones si siguiera sosteniendo concepciones erróneas de la razón, el tiempo, el hombre o la libertad, pero al menos no haría el ridículo que en efecto supone reconocer que, al cabo, se está eligiendo un mundo inmoral. En cuanto al AMI, se trata de un proyecto, multilateral, por supuesto, cuyo antecedente se puso en marcha en los años 70 bajo el gobierno del más progresista y anti-capitalista de los presidentes demócratas del siglo XX, después de Wilson, que es el presidente Jimmy-para-los-amigos Carter.

O se sostiene, y se entiende debidamente, la tragedia del "khorismós", o no hay tragedia, ni geometría, ni democracia, ni nación siquiera. Es relevante que el libro acabe con una aproximación reivindicativa a la moral católica del amor y del matrimonio, que por cierto no queda ampliada sino tergiversada y destrozada por el oxímoron del matrimonio homosexual, engrendro que ninguna gran nación salvo la otrora católica por obligación España ha convertido en ley. Como venganza contra el catolicismo, la medida no deja de ser ridícula. Como medida demagógicamente católica, por cierto, es peor que ridícula. Mi aproximación a esta cuestión en mi libro "Ensayo sobre el sentido común" a partir de la noción de amor libre era estrictamente racional, pero por lo mismo el matrimonio, católico o evangélico, seguía siendo matrimonio y lo demás en todo caso amor.

Vale. Pues el libro a la basura y yo a Inspección Educativa.

2 comentarios

ximobrotons -

hola Félix, ahora te ha dado por escribirme en valenciano? bueno, pues sí, mejor diseño gráfico pq lo q es economía... normalmente hay una cosa q se llama tren que te puede transportar a Alicante. yo iba y volvía cada día de Barcelona, 1 hora como mínimo hasta llegar a la facultad.

bueno ya miraré esto de ese...

hala, portate bien o el Papalukas os la lía.

Fèlix -

Hola Ximo, sóc el teu ex-alumne Félix. Et passe un link on li fan una entrevista a la teua "amic" Miguel Martín que ha tornat a fer el "Caiga quien caiga", jeje. Bueno professor, em van dir que vas tindre problemes en La Torreta amb els alumnes, de veritat que les noves generacions cada volta donem més fàstic. Punset diu que fa falta una asignatura per a ensenyar les emocions, no és exactament la famosa Eduació per a la ciutatania però una cosa del estil que jo crec que fa molta falta des de els ben petits. Espere que et recuperes prompte i tornes amb un mètode que els faça estar en el seu lloc.

Respecte a mi, em vaig deixar la carrera d'economia al Gener perquè no em veia amb futur i ara estic estudiant per a entrar en l'Escola d'art d'Alacant per a fer disseny gràfic. A veure que tal em va, de moment estic preocupat per com cullons vaig a transportar-me cap a allí tots els dies. Bueno... una salutació!

http://www.formulatv.com/videos/1885/miguel-martin-en-el-extranjero-alucinan-bastante-con-caiga-quien-caiga/